Lluvia de posiciones radicales a favor y en contra del presidente desde diversos perfiles en las redes sociales, opinólogos que cumplen horarios de trasmisiones en vivo de TikTok y otras plataformas, suceden como lluvia. Sin embargo, no está de más recordar que las redes sociales también están llenas de perfiles falsos y granjas de troles que aplican censura a los comentarios que no van en la línea de pensamiento que promueven y esto debe tomarse en cuenta a la hora de analizar este fenómeno.
El poder del dinero permite que, a través de las redes sociales, se lleve a cabo la creación de grupos o granjas de troles que pueden estar en cualquier parte del mundo, incluso pagados con dinero de lavado, o sea, parte de la corrupción. A estos dineros es muy difícil darle seguimiento por lo que judicialmente es complicado perseguirlo.
En este orden de ideas, debemos traer a la mesa un tema central: en nuestra época se ha inducido a la población a creer que las plataformas digitales son confiables, o sea, la sociedad civil en realidad desconoce los riesgos y los métodos de manipulación hacia la opinión pública que se lleva a cabo en la actualidad por medio de medios de comunicación, pero sobre todo en redes sociales de uso diario.
Hoy vemos cómo algunos medios de comunicación, con evidentes conflictos de intereses, actúan en favor de quienes pagan su planilla, donde incluso las casas de estudio se vienen convirtiendo en semilleros de ideologías radicales manipulando la libertad de cátedra, entre otros principios y libertades. Nos acercamos peligrosamente a la transformación social e institucional que llevó a golpes de estado a países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, puesto que ni los medios de comunicación, tampoco las casas de estudio, resultan en contrapesos de los núcleos de corrupción que se gestan en el ambiente.
Los costarricenses estamos perdiendo la mente critica para defender nuestro sistema democrático, hemos olvidado de qué se trata habitar un Estado que se dice ser Estado Social Democrático de Derecho. Muchos líderes sociales, por su parte, buscan mantenerse en terreno “neutro”, quizás para no verse expuestos o “comprometidos”. Otros pretenden mantener la discusión en donde no exista control del pueblo, promoviendo la censura hacia quienes tratan de cuestionar lo que sucede tras bambalinas, echando mano esos censuradores de las redes sociales, en donde la censura es bastante dirigida.
Es urgente y necesaria, hoy más que nunca, la organización social desconectada de las redes sociales, comenzando por la organización comunal, es el único remedio que parece posible ante tal dictadura de las redes sociales.
Tenemos que quitarnos de la cabeza esa dicotomía, eso de “tomar posición a favor o en contra” de lo que sea: del presidente de la República, de los diputados, de los magistrados del Poder Judicial, entre otros. Nada es tan radical, todo tiene puntos medios, grises, entre otros. Todo se puede analizar desde diferentes matices, por lo que es imperante entrenar la mente para discernir cómo enfrentar ese análisis.
Debemos analizar el comportamiento de los funcionarios públicos, analizar las amenazas o beneficios que sus acciones pueden traernos a corto, mediano y largo plazo, realizar análisis serios y equilibrados más allá de esa polarización que, por cierto, divide en lugar de unir, además de entorpecer el debate respetuoso y el diálogo.
La radicalización ha sido la mayor amenaza hacia los ciudadanos en los países en donde se ha inducido al conflicto social: entretener al pueblo, avivando ese conflicto, la dicotomía, para que se mantenga ocupado y no reaccione ante proyectos de ley abusivos y otras acciones que ocurren ante los ojos de todos pero que nadie es capaz de ver por estar peleando unos con otros. Poner a los de “izquierda” contra los de “derecha” y viceversa, desgastándoles, satanizando a los unos y a los otros, incluso hasta atacándolos físicamente. Al final, los grandes perdedores somos los costarricenses. ¿Y los ganadores?
Se ha convertido a los costarricenses en simples espectadores comentaristas en las redes sociales, que desde el sillón creen estar siendo partícipes de algo “grande”, importante, cambiando a Costa Rica, mientras en el país quienes tienen el poder accionan desde otros flancos, sin perder tiempo.
La ausencia de una justicia pronta y cumplida deja a merced de la “buena suerte” a un grupo de costarricenses con billetera gorda que, posiblemente, sean el resultado del saqueo de las riquezas del país, de negocios turbios, permitiendo que un grupo de privilegiados, con acceso al poder, una vez más, se salgan con la suya y “asunto concluido”.
Por otra parte, vemos cómo personas: mujeres y hombres, también menores de edad, se les violentan sus derechos fundamentales y humanos: violándose su derecho a la justicia pronta y cumplida, a un juicio justo, a la posibilidad de acceder al sistema, a participar activamente del mismo, sin que sea posible que esos daños causados a su dignidad humana sean revertidos y la injusticia se prolongue en el tiempo sin que a corto o mediano plazo se vislumbre una solución.
Los corruptos, dentro de los tres Poderes de la República, deben tener un freno ya, desde el pueblo. En otras palabras, los empleados públicos no pueden ir más allá de lo que la ley les permite y es hora de detenerlos.
Muchos cometen delitos de lesa patria y de traición a la patria sin un contrapeso evidente, ¿y qué consecuencias tienen? Han generado una red de cuido de la corrupción que nos conduce a un futuro de violencia y miseria, en sintonía con ideologías globalistas de agendas internacionales que en gran parte coinciden con otras agendas que no nos favorecen como nación libre y soberana, sino que nos esclaviza todavía más.
Entre los riesgos más evidentes vendrá muy pronto la intención de eliminar el dinero físico, por lo que simples puntos en una cuenta de banco definirán tus posibilidades de comprar y vender, también su cuenta podría llegar a ser bloqueada por una orden política, con solo impartir una orden o apretar un botón, de modo que se va a lograr un control eficaz y eficiente de la oposición, si es que se conforma entonces. Al mismo tiempo, dará más poder económico a los grandes banqueros y grupos de poder, las prácticas de monopolios serán muy fáciles de aplicar; la protesta social, que ya ha sido bastante disminuida con las leyes antihuelga, quedará erradicada materialmente, porque con cualquier excusa bloquearían el acceso a recursos económicos a quienes se manifiesten en contra de los grupos de poder o a quienes colaboren con quienes protestan, ejemplos hay muchos en la historia. Sería simplemente la imposición material expresa de quien se encuentre en el poder, principalmente con fuerte influencia de proyectos como las agendas 2030 que buscan que los países entreguen la soberanía en manos de unos pocos.
Volver a las reuniones comunales y analizar todos juntos el comportamiento de los funcionarios públicos, más que una necesidad, es una medida urgente para el rescate de nuestro sistema democrático. La organización ciudadana con todas sus vertientes debe llegar a los oídos, manos y pies de todos los costarricenses que están distraídos en el entretenimiento de la prensa canalla y de las redes sociales. Si es necesario, hay que ir a tocarles la puerta y desconectarlos por un momento, familia por familia, antes de que sea demasiado tarde.
Los grupos de la mafia que han penetrado en el poder político ya han realizado escuela en otros países, han practicado bastante por décadas, han sido tan efectivos y eficientes que hoy los podemos identificar. Ya se ven esas mismas prácticas en Costa Rica y si no se actúa seremos un país más que se echarán en el bolsillo luego de dejarnos sin nada.
Hablamos, por tanto, de echarse en el bolsillo nuestros pilares sociales: la educación, la salud, las comunicaciones, la seguridad, el recurso económico y los recursos naturales. Todos esos pilares se encuentran bajo amenaza.
¿Cómo podemos empezar a organizarnos? Por una parte, existe el derecho de autodefinición como pueblo, y aunque es solamente una idea para iniciar el debate social, hemos dejado un borrador con propuestas que usted y su comunidad puede ser descargado, discutido y modificarlo, socializarlo, con el fin de iniciar un análisis social de algo que podría funcionar o al menos marcar el inicio de un freno social desde la construcción comunal.
Descárguelo en www.pazcr.com, critíquelo, analícelo. Entre todos podemos construir algo que nos beneficie como costarricenses, sobre todo, confiando en que los criterios de razonabilidad, proporcionalidad y el respeto serán siempre la lumbrera.
Al final de cuentas, no hay que estar a favor ni en contra del presidente, no hay que estar a favor o en contra de nada, simplemente analizar las acciones y determinar por qué se está de acuerdo con una, por qué no con otra, y así, poco a poco, tener un panorama general de lo que realmente sucede en el país.
Si esta nota la encontró en una red social, puede ir a leer los comentarios, y verá que la mayoría son incoherentes al contenido de esta nota de opinión.
El tiempo es hoy, no mañana.
Opinión de Gerardo Ledezma
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