La Organización de Derechos Humanos del Ecuador (ODHE) ha emitido una contundente declaración señalando a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por, según ellos, abandonar su razón de existir. En el pronunciamiento, se acusa a ambas organizaciones de asumir un rol de control social utilizando el financiamiento de los estados miembros para imponer su versión de la verdad absoluta, censurando cualquier opinión o cuestionamiento.
LAS PRÁCTICAS DE CORRUPCIÓN HAN CRUZADO FRONTERAS.
Ing.Com.Glenda García Solís | Consultora legal -Auditoría
Ninguna Enmienda al Reglamento Sanitario Internacional de la #OMS puede traspasar las normas escritas en la Constitución de un Estado.
Según ODHE, la censura es una herramienta preocupante que estas organizaciones emplean para evitar el debate y el cuestionamiento público. Esta práctica, dicen, se está expandiendo ideológicamente por varios gobiernos que podrían tener conflictos de intereses con la industria farmacéutica. Señalan que se están modificando leyes, reglamentos y normativas para usar la misma estructura social en contra de los ciudadanos, lo que representa una violación a la soberanía de los países.
El conflicto de intereses con la industria farmacéutica, afirman, está derivando en prácticas monopolísticas. Denuncian que se está eliminando la medicina natural y alternativa, creando una obligatoriedad que limita al consumidor a productos promovidos por los gobiernos en colaboración con estas industrias.
ODHE destaca que se han dejado de lado los principios del Derecho Natural, que deberían guiar el derecho positivo. Alegan que estos principios están siendo violentados mediante métodos de coacción social, lo que ha costado vidas humanas y que estos hechos están siendo invisibilizados.
En su llamado a la ciudadanía, ODHE enfatiza la necesidad de un mayor involucramiento en el desarrollo del país. Advierte sobre la influencia de un grupo ideológico y corrupto que, bajo la creencia de que el mundo está sobrepoblado, busca utilizar el poder del dinero para reducir la población de manera coercitiva, lo que calificaban en tiempos del holocausto como una forma moderna de genocidio.
La declaración de ODHE pone en el centro del debate la relación entre organismos internacionales, gobiernos y grandes industrias, instando a una reflexión sobre la transparencia, la soberanía y los derechos humanos en la era contemporánea.
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