“Quedan abiertos grandes vacíos de incertidumbre sobre qué, cómo y con qué propósito específico se quiere evaluar al final de la primaria y de la secundaria”, afirmó Pablo Chaverri, académico del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (CIDE-UNA).
Chaverri—investigador del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina)—destacó que surgen una serie de dudas y vacíos con respecto al Decreto Ejecutivo 43942-MEP, del 2 de febrero de 2023, que modifica el Reglamento de Evaluación de los Aprendizajes para crear una nueva “Prueba Nacional Estandarizada”, los cuales deben ser respondidos por parte del Ministerio de Educación Pública (MEP), “antes de pretender aplicar una Prueba Nacional Estandarizada sin sustento teórico ni metodológico, ni técnico”.
En criterio del especialista de la UNA, los siguientes puntos requieren una pronta, clara y detallada respuesta por parte del MEP al país:
1. La falta de claridad en el objetivo de la nueva Prueba Nacional Estandarizada, pues en el Decreto Ejecutivo no se concreta de forma coherente y unívoca el propósito de esta.
2. Se habla de hacer una prueba al inicio del año de carácter diagnóstico y otra al final de certificación, pero sin describir cada una ni su propósito específico ni la información que se espera recolectar y generar, ni la forma en que se analizará, y sin explicar la correlación entre ambas pruebas.
3. No hay una explicación del modelo metodológico de la prueba, por ejemplo no se indica si está basada en normas o en criterios. Además, más allá de una nota, no describe ninguna clase de retroalimentación educativa.
4. La ponderación de la nota final habla de una sola prueba y no de pruebas por cada asignatura. ¿Cómo se interpreta esto?, ¿se hará una sola prueba de todas las materias o se harán varias y se promediarán?
5. No se describen los análisis de validez y confiabilidad ni se habla de pilotajes para la construcción y ensamblaje de la prueba.
6. Es preocupante que se hable de pruebas aplicadas digitalmente cuando son conocidos los problemas de conectividad y carencias de infraestructura y tecnológicas en los centros educativos públicos para poder dar soporte a una evaluación digital equitativa y segura.
7. El Decreto Ejecutivo no viene acompañado de un marco teórico ni metodológico, ni técnico que explique el detalle de las pruebas.
8. Se elimina la anterior ponderación 40% prueba y 60% calificaciones y se pasa a un modelo 50/50, que da menos peso al proceso anterior a la prueba. El modelo de ponderación que se elija tiene consecuencias significativas en los niveles de aprobación-reprobación estudiantil.
9. Se elimina la ponderación de todas las materias y se restringe solo a las llamadas básicas, excluyendo a las llamadas especiales. Esto nos da una idea de la jerarquía curricular en el actual MEP, que va contra la idea de un currículo donde todas las materias son importantes porque parten de una visión integral del desarrollo del ser humano.
10. Se elimina la posibilidad de hacer varias veces la prueba y considerar la mejor nota, eliminando este incentivo a la superación personal.
11. No se tomó en cuenta al área curricular de educación secundaria del MEP, lo cual habla de una grave desconexión entre evaluación y currículum educativo.
12. En inglés no se explica cómo se concilia la relación entre nota mínima de 70 versus banda de dominio de lengua extranjera, sin identificar el marco de referencia a emplear.
13. No se explica cómo la nueva prueba permitirá hacer inferencias y valoraciones para mejorar el proceso educativo.
14. Se dice que la evaluación «garantiza» la calidad pero no se explica cómo se lograría esto. Si ni siquiera está claro el objetivo
de la nueva prueba: ¿cómo se puede garantizar su utilidad para mejorar la calidad educativa?
15. No se indica si la nota final debe lograrse de forma absoluta o si habrá redondeo. Este es un punto sensible por tratarse de una prueba de altas consecuencias.
El académico Pablo Chaverri fue parte del equipo investigador del estudio “Balance crítico de objetivos, modelo evaluativo, resultados y utilidad de las pruebas nacionales de bachillerato en educación media como instrumento de certificación del conocimiento de estudiantes”, realizado en 2017-2018, en el marco del Programa de Investigación “Perfiles, Dinámicas y Desafíos de la Educación Costarricense” del CIDE-UNA.
Los principales hallazgos del estudio están disponibles en un artículo científico en: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/EDUCARE/article/view/11972/18498
Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica
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