Según el filósofo Higinio Marín, el examen de los Objetivos de Desarrollo Sostenible evidencia la promoción de ideologías que han recibido inversión para impulsar cambios culturales a nivel global, chocando directamente con principios cristianos.
El respaldo a ideologías de género y proaborto es evidente en esta agenda, y se destacan otros dos aspectos difíciles de aceptar: la educación y el género. La redacción sugiere que es responsabilidad del Estado impulsar una educación global.
Existen matices y recomendaciones que parecen desconectados de la realidad, especialmente en el contexto del actual sistema económico mundial.
Marín también señala que la agenda da mayor importancia a los genitales que al cerebro en la búsqueda de igualdad de género, lo cual es interpretado como una expresión de una determinada ideología.
Aunque la Agenda 2030 está redactada con un lenguaje políticamente correcto, se percibe una inclinación estatista, desnaturalizando temas religiosos, deportivos, entre otros, al asumir que el Estado debe tener un papel protagónico en estas cuestiones.
Gran parte del documento aboga por la anulación de la familia, generando una división entre quienes apoyan la iniciativa (identificados como los que llevan el sombrero blanco) y aquellos que la cuestionan (quienes llevan el sombrero negro). Es preocupante observar la participación de individuos ligados a estructuras religiosas en esta agenda.
Es importante tener en cuenta que la interpretación del profesor es subjetiva y se basa en su análisis del documento. Nuestra recomendación ver el vídeo por completo.
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