Dios hizo la hermandad entre personas y pueblos. En ese sentido, El Salvador y Costa Rica comparten una linda historia en común: desde los nexos culturales como pueblos mesoamericanos, vecinos, hasta que una vez pertenecimos a la Capitanía General de Guatemala y a la extinta República Federal Centroamericana. No podemos obviar que es El Salvador, mediante la Batalla de Llano El Espino, quien derrota a las fuerzas de Iturbide que querían anexar la región a México y que años más tarde, el gran General José María Cañas, de origen salvadoreño, combatía junto con el Presidente Juanito Mora para sacar a los filibusteros de Santa Rosa y de Rivas, Nicaragua. En 1919, el maestro salvadoreño Marcelino García Flamenco dio su vida por las libertades de Costa Rica y luchó contra la dictadura de los Tinoco. En los ochentas, nuestros pueblos se abrazaban con la firma de los Acuerdos Esquipulas y Chapultepec que traerían paz a la región, el cese de la Guerra Civil salvadoreña y el Premio Nobel de la Paz para nuestro país. Hace poquito, durante la pandemia, el Presidente Bukele ofreció atender a los pacientes costarricenses en las unidades de cuidado intensivo de El Salvador, entre otras muestras de cooperación bilateral.
Es justo reseñar los éxitos recientes de El Salvador, incluso comparado por algunos con Singapur, bajo la administración Bukele. El año 2023 fue el más seguro para El Salvador y el más violento para Costa Rica en tema de homicidios. La frase de Bukele que “el dinero alcanza cuando nadie roba” y su guerra contra la corrupción retumba a nivel global, en especial con la idea de encerrar políticos como lo ha hecho con las maras. Esto hace indiscutible su aprobación mediática en toda la región, incluso, hay costarricenses que piden que se copien sus medidas en nuestro país o que, de plano, sea gobernante. Muchos ticos dirán bienvenido Bukele durante su visita a Costa Rica en noviembre.
Pero, según publicación de prensa, Bukele no sería recibido por los magistrados de la Corte, lo cual puede ser un craso error para una desprestigiada clase política criolla a la que los costarricenses le exigimos los mismos resultados que hoy gozan los salvadoreños. Con humildad, debemos aprender las lecciones positivas de una nación hermana que se levantó de una reciente guerra civil y que tiene unas excelentes expectativas de cara al futuro. Nosotros tenemos que reconocer nuestros errores y dejar atrás viejas glorias pasadas, por ejemplo: la lucha efectiva contra la corrupción en Costa Rica es una materia pendiente en los tres poderes de la República y es por eso, que la mano amiga de Bukele será más que agradecida.
Opinión de Miguel Gutiérrez Pizarro
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