¿CCSS podría estar peor o mejor?

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Si bien la CCSS es sumamente importante para Costa Rica, no podemos cerrar los ojos ante lo que está mal. Lo que no se mira a los ojos, no se resuelve. La típica frase “pero podríamos estar peor” debería ser sustituida por la frase “pero podríamos estar mejor”.

Generalmente cuando se abordan temas de la CCSS, especialmente cuando se realizan críticas acerca de lo que está mal en la institución, ciertas personas suelen ponerse a la defensiva y hacer comparaciones de la situación actual de la CCSS con países o lugares en donde el panorama de los sistemas de salud es deplorable, mucho más que el de Costa Rica.

Estoy totalmente de acuerdo con ellos, si seguimos comparándonos con lugares en donde todo es deplorable, siempre vamos a estar mejor que esos lugares. Sin embargo, ¿qué pasaría si comenzáramos a compararnos habitualmente con lugares en donde los sistemas de salud están mejor que los nuestros en uno u otro aspecto? ¿Acaso eso no sería muy sano porque podríamos aspirar a un sistema de salud mucho mejor que el que ya tenemos?

Desde mi punto de vista, la tendencia a compararnos con lugares que están peor es una solución mediocre que evita que enfrentemos los problemas que tenemos y aspiremos a cosas mejores como país.

Me llama la atención cuando en Facebook alguien dice: “Gracias CCSS, sin ti mi madre habría muerto. Hay que defenderte”.

Estoy totalmente de acuerdo, si una está enferma y la salvan, definitivamente una valora la importancia del sistema de salud. Sin embargo, esas historias de salvación no pueden sustituir la sana crítica del sistema que también tiene sus víctimas: personas que esperan citas por años, gente que sufre malos tratos, situaciones turbias con los expedientes, personas que no reciben atención responsable, entre otros problemas que han salido a la luz con el tiempo.

Entonces, definitivamente, debemos tener la capacidad de separar en dos pilas aparte el tema de la CCSS: por un lado, lo genial que tiene la institución, por otro, lo que está muy mal.

Es posible querer la permanencia de la CCSS y al mismo tiempo desear que mejore.

¿Con quién nos queremos comparar, con quienes están mejor o peor? ¿Queremos evadir el problema o construir una CCSS que no sólo sea una institución eficaz y eficiente, sino que despliegue la atención más genial que podamos imaginar?

Quizás nos hemos acostumbrado a compararnos con quienes están peor, se ha hecho costumbre para algunos en ciertas discusiones.

Sin embargo, ¿qué pasaría si lo habitual fuera compararnos con quienes están mejor? ¿Qué clase de CCSS tendríamos entonces?

¿Podemos tan siquiera imaginarlo?

Opinión de: Mila Argueta Románova, paralegal.

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