Denuncia pública contra el PANI de Alajuela

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Denuncio el atropello que sufrieron mi mamá (adulta mayor) y mis cuatro hijos (menores de edad) en la Dirección Regional del PANI de Alajuela con la autorización implícita o directa de Yorleni Mora Acuña, directora regional.

Mi mamá, una adulta mayor de 70 años, y mi hija mayor, María Pía, de treco años de edad, se presentaron a la oficina de la Dirección Regional del PANI de Alajuela, para tener la cuarta visita supervisada de una hora con mis tres hijos pequeños, Joaquín, Montserrat y Almudena, con quienes no puedo reunirme desde hace trece meses porque viven un cruel proceso de alienación parental, desparentalización, obstrucción del vínculo (de ellos conmigo, que soy su papá biológico) y parectomía, padrectomía o eliminación de la figura paterna de sus vidas.

Llegamos mi mamá, mi hija y yo. Yo tengo que quedarme fuera de la oficina pues no puedo ser parte de la reunión por los abusos de poder de la Oficina Local de Alajuela Oeste del PANI (Barrio San José de Alajuela) y ahora de la Dirección Regional. He denunciado su negligencia, su corrupción y su irrespeto al debido proceso.

Es importante para mí que se reúnan mis cuatro hijos, y que mi mamá, su abuelita, también tenga ese vínculo, mientras sigo en la lucha por recobrar yo mi vínculo con mis tres niños alienados, ante la clara parcialización de Yorleny Mora Acuña, directora regional, y de los funcionarios de la Oficina Local de Alajuela Oeste del PANI, en favor de la mamá alienadora de mis hijos pequeños y no en pro o en defensa de los derechos de mis hijos.

Resulta que mi mamá y mi hija mayor, María Pía, ya estaban dentro de las oficinas de la Dirección Regional de Alajuela del PANI, cuando llegaron mis hijos pequeños acompañados de sus abuelos maternos, abuelos alienadores empeñados con su hija (mi ex pareja) en destruir el vínculo de los tres chiquitos con su papá, que soy yo.

Para que los tres chiquitos ni siquiera puedan verme, como si yo fuera un delincuente o les hiciera algún daño (pues yo permanezco afuera de la oficina, en mi vehículo), los abuelitos ingresan el vehículo en que vienen mis hijos hasta la puerta del PANl, o sea, ingresan al parqueo privado institucional con un vehículo particular. Los tratan de forma preferencial. Ni a los funcionarios del PANI les permiten eso sin permiso de la directora regional. Me comenta una funcionaria de la misma dirección regional que eso sucede por orden directa de Yorleni Mora Acuña, directora regional, ya que es la única persona autorizada, junto con la ministra, presidente ejecutiva, de permitir este tipo de privilegios a un usuario.

Les abren el portón para complacerlos, pues ellos (abuelos maternos de mis hijos, abuelos alienadores) y la progenitora alienadora de mis hijos son los reyes del sitio: ¡se hace lo que piden sus señorías, sus majestades!

Y Yorleni Mora Acuña los complace y es generadora de que las visitas no sean un proceso de vinculacion sino un show donde ella es la que decide qué pasa con cada caso…

De pronto, veo que sale de la oficina la trabajadora social, Jenny Castillo Russell, la encargada de vigilar las visitas supervisadas de mis tres hijos pequeños con su abuelita (mi mamá) y su hermana mayor (mi hija mayor, a quien tuve estando soltero, y con otra mamá), esta funcionaria del PANI que al día de hoy no ha generado un informe imparcial del resultado de las visitas, ni trabaja la vinculación familiar.

Curiosamente, por primera vez en la historia de este caso lleno de abusos y de irregularidades, la trabajadora social iba acompañada del abogado del PANI Johan Gutiérrez, encargado del proceso de protección especial de mis tres hijos, y quien nunca había ido a una de estas visitas supervisadas.

Le pregunto, Doña Gloriana López Fuscaldo, con todo el respeto y distinción que usted se merece, ¿todos los casos donde hay visitas supervisadas se realizan en presencia de un profesional del área social y un abogado? Lo pregunto porque, según funcionarios, de ahí mismo, de la dirección regional, eso nunca pasa y menos ocurre que sacan a dos profesionales de la Oficina de Alajuela Oeste, con un vehículo y un conductor, en medio de tanto rezago acumulado como ellos dicen tener, para hacer una supervisión de visita con una abuelita y una niña.

La trabajadora social habla unos pocos minutos con alguien dentro del vehículo donde estaban mis hijos. Mi mamá trata de salir de la oficina para ver qué ocurre y, tal vez, para saludar a mis hijos. No la dejan salir, ni dejan salir a mi hija María Pía, o sea, retuvieron a mi madre y a mi hija mayor en contra de su voluntad, cometiendo otro delito grave y un abuso de autoridad terrible, pero que aparentemente es habitual en la Dirección Regional de Alajuela. Doña Gloriana López Fuscaldo, por favor, contésteme, por favor, ¿van a seguir permitiendo este tipo de abusos en esta dependencia, no solamente en contra de los derechos de los padres, sino en contra de los derechos de los mismos niños?

¿Cuando van a intervenir a la dirección regional de Alajuela, que tiene como común denominador una pesima acción por parte de Yorleny Mora, en contra del modelo de gestión y lineamientos para la vinculación de las familias?

Sigo con el relato de lo sucedido. Rápidamente sale el vehículo de los abuelos maternos, abuelos alienadores de mis hijos, con mis hijos dentro. Es decir, no se quedaron para la visita supervisada. Mi mamá y mi hija mayor quedaron plantadas. Mi mamá viaja desde Guápiles para estas visitas supervisadas. Mi hija María Pía viaja desde Cervantes de Alvarado, Cartago. ¡Fue una tremenda desconsideración!

La trabajadora social y el abogado le dijeron a mi mamá que no podían hacer nada, pues era «el deseo de los niños».

Mi mamá les dijo, «no señores, es el deseo de los abuelos maternos, que tienen manipulados a mis chiquitos».

Cuando mi mamá salió de la oficina (la dejaron salir hasta que el vehículo donde estaban mis hijos pequeños, alienados, iba lejos, ya en calle pública), mi mamá se dirigió hasta mi vehículo y me contó lo que ocurrió.

Yo traté de ingresar a la oficina de la Dirección Regional de Alajuela del PANI para pedir una explicación, pero tampoco me dejaron entrar.

En ningún momento la profesional Jenny Castillo Russell intervino para proceder con las visitas de mis hijos, y no realizó acciones para ayudar en la vinculación positiva de la familia

Y los dos funcionarios, Jenny Castillo Russell y Johan Gutiérrez, salieron por atrás, a escondidas, para no darme una explicación.

¡Salieron huyendo! ¿Qué iban escondiendo? ¿Su culpa? ¿Su falta de carácter? ¿Su complicidad? ¿Son concientes de su falta de accionar para la unión de la familia y el derecho de los hermanos a conocerse? ¿Escondían el hecho de que les salió perfecto el plan de alienación parental?

¿Había «compadre hablado» entre los abuelos alienadores y esos dos funcionarios del PANI, Jenny Castillo Russell y Johan Gutiérrez? ¿La Directora Regional, Yorleni Mora Acuña, está detrás de todo esto? Todo parece indicar que sí.

¿Había compadrazgo? ¿Ya estaban de acuerdo en lo que iban a hacer?

¿Por qué el abogado del PANI («órgano director» del proceso especial de protección de tres de mis hijos) se apersonó si nunca lo había hecho? ¿Por qué salieron huyendo por la parte de atrás el abogado y la trabajadora social del PANI?

¿Por qué no salieron a darme una explicación?

¿Por qué no permitieron que mi mamá y mi hija mayor se acercaran al vehículo donde estaban mis hijos alienados?

¿Por qué no me dejaron entrar a la oficina de la Dirección Regional de Alajuela, una vez que retiraron a mis hijos alienados con sus abuelos maternos alienadores?

Como no me dejaron entrar, me encadené al portón y empecé a transmitir en directo. Mi mamá dio un mensaje en esa transmisión.

Luego salió la abogada Mariela Villalobos, asesora legal a.i. de esa dirección regional.

Ella consignó en un acta todo lo ocurrido. La acompañó la trabajadora social Angie Vargas. Fueron gentiles y amables. Dos profesionales con carisma y con calidad de atención. Escucharon el atropello de viva voz, por parte de mi mamá y después por parte de mi hija mayor, María Pía. ¡Mi mamá, mi hija mayor y yo somos las víctimas más visibles de este circo macabro! ¿Y mis tres hijos alienados? ¿No sufren mis tres hijos alienados? Es brutal a lo que están sometidos por su propia madre, sus abuelos maternos y el PANI.

Mi mamá y mi hija mayor también denunciaron dos actos de clara agresión que sufrió mi hijo Joaquín quince días antes, por parte de su propia madre. Esa agresión fue constatada por mi mamá y por mi hija mayor en cada acta.

(¿Consignaría la trabajadora social que «vigila» las visitas supervisadas esas dos agresiones contra mi hijo Joaquín?)

Espero que las actas ya estén en el expediente administrativo.

Espero que la directora regional, Yorleni Mora Acuña, así como Cristian Solano Machado, coordinador de la oficina local de Barrio San José, hagan cambios ya mismo y trabajen en pro, en defensa de mis hijos y sus derechos.

Hoy cumplo doce semanas de amarrarme todos los días en portones del PANI.

Denuncio irregularidades del PANI todos los días. Entrevisto a padres afectados y a madres afectadas todos los días. ¡Llevo 122 (ciento veintidós) denuncias diferentes en estos 84 días!

Dios primero, publicaré varios libros con toda esta información.

El PANI es de pánico.

Es tierra de nadie.

En el PANI reinan el abuso de poder, la negligencia, el irrespeto al debido proceso y la más vulgar corrupción.

Miles de personas adultas mayores, miles de papás y de mamás, pero sobre todo miles de niños y niñas son víctimas de las historias de terror del PANI.

Dr. Camilo Rodríguez Chaverri, periodista

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