Si las condiciones del préstamo con el FMI -por más de 1750 millones de dólares- se sustenta en una carga de impuestos que deteriora las condiciones de la CLASE MEDIA costarricense, además de encarecer la vida de los más humildes y de paso exonera a los grupos privilegiados de una carga impositiva mayor; bajo estas condiciones este préstamo JAMÁS debe aprobarse, ni ser la prioridad del Gobierno de la República para solucionar los problemas económicos que padecemos. Recuerde usted que el FMI desde el año 2000 ya no es quien pone -como antes- las condiciones para los créditos, esas las plantea cada país, cada Gobierno. En este caso ha sido Carlos Alvarado el que puso en el tapete las condiciones para adquirirlo y “joder” a la clase media, a la que ve como un “burro de carga”.
Ya se ha discutido hasta la saciedad que las reservas internacionales que tenemos en el Banco Central, que son de todos los costarricenses, perfectamente pueden nutrir con esa cantidad de dólares requeridos. Puesto que las reservas son un superávit estructural de dólares. En la actualidad el monto acumulado alcanza para aproximadamente 7 meses de importaciones y un país como Costa Rica requiere acumular para 3 meses, así tenemos un colchón adicional de 4 meses. Lo cual nos permite tomar prestado ese monto y hacer una impresión de colones que el Banco Central puede facilitar al Ministerio de Hacienda por medio de títulos de deuda.
Además, la implementación de la HACIENDA DIGITAL -la cual ya esta financiada con un crédito- hay que acelerarla, puesto que en un periodo de 10 años con un cobro más puntual y oportuno dotaría a la hacienda pública con más 5.860 millones de dólares adicionales en impuestos, que hoy no se cobran bien, o sea, 3 veces el crédito que le estamos solicitando al FMI. ¿Por qué no se propone al FMI pagar el crédito con un mejor cobro tributario digital? NO MÁS IMPUESTOS HASTA QUE LOS ACTUALES SE COBREN BIEN.
Todos los países desarrollados en la crisis económica promovida por el COVID-19 han implementado políticas expansivas para evitar atentar contra la paz social en sus países, o sea, seguir invirtiendo en salud, en educación, en el cuido de los niños y adultos mayores, como una forma de retomar el control democrático de los programas de bienestar social y alejarlos de la voracidad de los que promueven su privatización, en detrimento de los que nacen y viven en situaciones desfavorables.El camino por el FMI es el más fácil, pero TAMBIÉN el más injusto.
Autor: Claudio Alpizar Otoya
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