La administración de Joe Biden y Kamala Harris ha lanzado una ambiciosa iniciativa que reúne a algunas de las principales empresas tecnológicas del mundo, como Meta, Google, IBM, Microsoft, Nvidia y OpenAI, con el objetivo de utilizar la inteligencia artificial (IA) para combatir la desinformación y el discurso de odio en línea. Esta colaboración, denominada Asociación para la Inclusión Global en IA, fue anunciada por el Secretario de Estado, Anthony Blinken, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
El proyecto, que cuenta con una financiación inicial significativa, busca desarrollar herramientas basadas en IA para identificar desinformación y prevenir que el odio en línea se traduzca en violencia en el mundo real. Uno de los focos principales de esta iniciativa es la protección de comunidades religiosas y minorías que a menudo son víctimas de ataques en línea. Según los promotores del proyecto, el objetivo es preservar la seguridad y promover un entorno más inclusivo en internet.
Sin embargo, esta alianza no ha estado exenta de críticas. Diversos sectores han expresado su preocupación sobre el verdadero alcance de esta colaboración entre el gobierno de EE.UU. y las gigantes tecnológicas. Los críticos temen que la IA pueda ser utilizada como un mecanismo de censura, eliminando contenido que sea catalogado como «desinformación», pero que en realidad podría representar opiniones contrarias o incómodas para las narrativas oficiales.
El temor a que esta iniciativa se convierta en una forma de control masivo de la información ha generado un debate sobre el equilibrio entre la lucha contra la desinformación y la preservación de la libertad de expresión. Algunos se preguntan si este esfuerzo podría ser una excusa para una mayor vigilancia digital y restricciones en el flujo libre de ideas en las plataformas en línea.
Además de combatir la desinformación, las empresas tecnológicas han prometido invertir más de 100 millones de dólares en el desarrollo de IA con fines sostenibles, enfocados en mejorar la calidad de vida en los países en desarrollo. A pesar de estas promesas, persisten dudas sobre los verdaderos beneficios de estas inversiones, así como sobre el impacto potencial en la privacidad y la posibilidad de una mayor vigilancia a gran escala.
En resumen, mientras los gobiernos y las grandes tecnológicas avanzan en su lucha contra la desinformación, queda en el aire una pregunta crucial: ¿Estamos ante un esfuerzo legítimo para mejorar la seguridad digital o ante un posible intento de consolidar un control sin precedentes sobre la información global? Solo el tiempo lo dirá.
Fuente: Marc Vidal | US Departament of State
Acceso al documento: https://www.state.gov/wp-content/uploads/2024/09/Global_AI_Research_Agenda.pdf
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