Una vez más, la vocación humanitaria del personal del Servicio Nacional de Guardacostas se puso de manifiesto al rescatar a tres personas cuyas vidas estuvieron a punto de perecer durante un accidente acuático.
En esta ocasión fueron oficiales de la Estación del Guardacostas de Murciélago, ubicada en La Cruz, Guanacaste, quienes evitaron que una lancha pesquera se hundiera el fin de semana con tres tripulantes a bordo.
De acuerdo con el informe policial, la emergencia se presentó cerca de las 7 de la noche del sábado en aguas del Pacífico norte, cantón de La Cruz, cuando una embarcación de pesca de palangre reportó que estaba en riesgo de naufragio.
La nave, identificada con el nombre de Manatí, matrícula GPC546, reportaba daños en el casco, lo que estaba provocando que se le filtrara agua y por consiguiente se estaba hundiendo.
Ante tal emergencia, de inmediato la lancha interceptora GC 3811 de la Estación de Guardacostas de Murciélago se desplazó en su auxilio, logrando dar con ella frente a Playa Blanca, momento en que la Manatí se veía ligeramente hundida y gran cantidad de agua le seguía ingresando.
Los guardacostas utilizaron una motobomba para realizar las maniobras de achique, es decir para extraer el agua de la embarcación, de modo tal que pudiera recuperar su capacidad para volver a flotar y poder así desplazarse hasta la terminal pesquera de Cuajiniquil.
Conforme los guardacostas fueron extrayendo el agua, la Manatí pudo movilizarse hasta el citado lugar tras recorrer unas 12 millas náuticas (22 kilómetros), trayecto en el que duraron aproximadamente una hora y media.
Durante ese trayecto el personal del Guardacostas se mantenía en labores de achique para que la lancha pudiera flotar, mientras se mantenían en estado de alerta por si ocurría el naufragio de la nave y hubiera que rescatar a los tres pescadores.
Afortunadamente la Manatí pudo ser llevada a tierra con su tripulación sana y salva, labor en la que también se contó con la colaboración de dos embarcaciones de palangre de nombre Priscila Ann y Coopepes V, las cuales remolcaron la lancha Manatí en el momento que el motor dejó de funcionar dado que el agua que ingresaba lo cubrió por completo.
La embarcación Manatí estaba al mando del capitán Bryan Espinoza Parrales, el cual indicó que el incidente se generó cuando apenas iban a salir a pescar, luego de lo cual colisionaron contra un bajo (rocas que se encuentran cerca de la superficie), lo cual le ocasionó una perforación al casco de la nave.
Tras llegar a la terminal pesquera de Cuajiniquil, la Manatí fue dejada en la playa a efectos de que sus dueños procedieran con las reparaciones del casco, ya que al no estar en capacidad de flotar tenían que sacarla del agua.
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