En América Latina, las leyes de legítima defensa, especialmente en contextos de violencia de género, han sido objeto de una interpretación que, en algunos casos, puede poner en riesgo el derecho a la vida de los hombres. Las ideologías extremas, como las promovidas por grupos «feminazis», buscan ampliar el concepto de legítima defensa para permitir respuestas desproporcionadas por parte de las mujeres, lo que genera un debate sobre la protección de los derechos fundamentales de los agresores masculinos.
Estas propuestas pueden traer como consecuencias el aumento de femicidios, ante el panorama donde el hombre ve perdida de la presunción de inocensia contra las denuncias falsas, y donde la vida del hombre es minimizada.
Legítima defensa es una figura legal que permite a una persona repeler una agresión actual, ilegítima y sin derecho, utilizando medios proporcionales para protegerse a sí misma, a terceros o a sus bienes, sin incurrir en responsabilidad penal.
Para que se considere legítima defensa, en la mayoría de legislaciones se deben cumplir tres requisitos básicos:
- Agresión ilegítima: Debe existir una amenaza real e injusta contra una persona o sus bienes.
- Necesidad de defensa: El uso de la fuerza debe ser necesario, es decir, no había otra forma razonable de evitar el daño.
- Proporcionalidad: La respuesta debe ser proporcional a la amenaza recibida. No se justifica, por ejemplo, matar a alguien por un simple empujón.
En algunos países, también se reconoce la legítima defensa de terceros (cuando alguien actúa para defender a otra persona) y la legítima defensa privilegiada (por ejemplo, si alguien irrumpe violentamente en una vivienda).
Es una figura ampliamente discutida en tribunales, ya que su interpretación puede variar según el contexto, el grado de amenaza y la respuesta dada.

La legítima defensa y su interpretación en Colombia
En Colombia, la Corte Constitucional recientemente anuló la condena de 28 años de prisión impuesta a Virgelina Aguiar, quien mató a su violador en 2000. La Corte determinó que la sentencia de 2005 no tuvo en cuenta el contexto de violencia prolongada y coerción psicológica en el que Aguiar vivía. Este fallo resalta cómo la interpretación de la legítima defensa puede beneficiar a las mujeres, pero también plantea la pregunta de si este tipo de decisiones pueden poner en peligro el derecho a la vida de los agresores.
Casos en Chile: Cuando la defensa se vuelve desproporcionada
En Chile, mujeres como Karina Sepúlveda y Blanca Paredes enfrentaron condenas tras defenderse de sus parejas agresores. En ambos casos, las sentencias fueron revisadas a raíz de movilizaciones sociales que argumentaban que las respuestas de las mujeres fueron en legítima defensa. Sin embargo, estos casos plantean el dilema de hasta qué punto una defensa puede considerarse excesiva y cómo esto afecta los derechos del agresor, quien podría no haber representado una amenaza inminente en ese momento.
México: El derecho de las mujeres a defenderse, ¿a costa de la vida de los hombres?
En México, el caso de Yakiri Rubio, quien fue encarcelada por homicidio tras defenderse de un intento de feminicidio, refleja cómo las leyes de legítima defensa han sido utilizadas para justificar el uso excesivo de la violencia por parte de mujeres. Aunque Rubio fue liberada tras la intervención de su abogada, el caso subraya cómo, en ciertos contextos, las mujeres pueden recurrir a respuestas violentas extremas sin sufrir las consecuencias legales que enfrentarían en situaciones similares con hombres agresores.
La Ley Alina en Baja California: Ampliando los márgenes de la defensa
En Baja California, la «Ley Alina» establece que no se considerará exceso en la legítima defensa cuando una mujer haya sido víctima de violencia física, sexual o feminicida, y se encuentre en un estado de miedo o terror que afecte su capacidad para determinar el límite adecuado de su respuesta. Aunque esta ley tiene la intención de proteger a las mujeres, su aplicación puede generar riesgos para el derecho a la vida del agresor masculino, especialmente si se considera que la respuesta fue desproporcionada.
Brasil y la Ley Maria da Penha: ¿Protección o desproporción?
La Ley Maria da Penha en Brasil ha sido fundamental en la lucha contra la violencia doméstica. Aunque la ley busca proteger a las mujeres de los feminicidios, su interpretación también ha sido cuestionada por algunos sectores que consideran que podría estar permitiendo respuestas violentas excesivas. En este sentido, las ideologías extremas han promovido un enfoque en el que la defensa de la mujer se justifica incluso cuando la respuesta al agresor excede los límites de la proporcionalidad.
Conclusión
La ampliación del concepto de legítima defensa en favor de las mujeres, impulsada en algunos casos por ideologías extremas, ha generado una serie de debates sobre el derecho a la vida de los hombres en situaciones de violencia de género. Si bien las mujeres deben ser protegidas en sus derechos, también es necesario garantizar que las leyes de legítima defensa no se utilicen de manera que pongan en peligro la vida de los agresores sin considerar adecuadamente el contexto y la proporcionalidad de la respuesta.
