Los hallazgos de un estudio del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica (IIP-UCR) revelan que la población costarricense, especialmente personas adultas de 25 a 44 años, mujeres, de zonas costeras, ingresos familiares iguales o menores al millón de colones y sin suficientes redes de apoyo, son quienes han sufrido el mayor impacto a la salud mental por la COVID-19.
Dicho impacto se ve reflejado en mayores niveles de ansiedad, enojo, tristeza y estrés, que a largo plazo podrían conllevar a afectaciones físicas y mentales.
Varias de ellas ya se están manifestando en trastornos de sueño, cansancio, fatiga, dolor, pérdida de concentración, memoria o atención, miedo, aislamiento y soledad, pero también empiezan a llegar al plano fisiológico con los problemas gastrointestinales, llanto incontrolable, consumo de medicamentos y sustancias psicoactivas, entre otros trastornos.
· 8 de cada 10 personas entrevistadas señalan las consecuencias económicas, el miedo al futuro y el miedo a contagiar a alguien más de COVID-19 como sus principales temores.
· 7 de cada 10 personas entrevistadas aseguraron temer la pérdida de un ser querido, sus empleos o enfermar de COVID-19.
· 7 de cada 10 personas entrevistadas alegaron sentir tristeza, ansiedad o enojo.
· 6 de cada 10 personas entrevistadas dicen sentir cansancio, fatiga, dolor, problemas de concentración y miedo de enfermar.
· Más de la mitad de la población entrevistada señala sentirse con miedo e inquietud.
· La mitad de la población entrevistada señaló que su condición socioeconómica empeoró con la pandemia.
Ante esto, el IIP-UCR llama a las autoridades gubernamentales a emitir una política pública dirigida a propiciar una mayor integración y apoyo social hacia las personas, particularmente las más afectadas por la pandemia. Asimismo, llama a medidas tomadas desde la solidaridad y la empatía como herramientas para lograr un mayor seguimiento de las medidas sanitarias, con el fin de que las personas puedan lidiar con situaciones estresantes como esta sin recurrir a formas tradicionales, aprendidas y peligrosas en momentos de pandemia como las fiestas o el rompimiento de burbujas sociales.
El IIP-UCR nació en 1961, como Centro de Investigaciones Psicológicas, y adquirió su nombre actual en 1969. Su misión fundamental consiste en dedicarse a la investigación sistemática en el campo de la Psicología. Asimismo, procura la
construcción sistematizada del conocimiento científico sobre la realidad nacional de Costa Rica, en relación interdisciplinaria con las ciencias sociales.
Sus campos de investigación abarcan la cognición social, la medición psicológica y educativa, el desarrollo psicológico y la educación, la biopsicología, la violencia y la sociedad y la salud y bienestar.
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