Al igual que muchos parásitos que se infiltran en animales, humanos y plantas, así se han convertido algunas personas para la lucha social. Estas personas no solo roban energía, sino que desvían la atención de los asuntos más importantes, impulsando por necedad, conflicto de intereses o simple ego lo que les permita tener liderazgo o autoridad, aunque eso signifique dañar la lucha social.
Estos parásitos inducen al error a la población. Para ilustrarlo, podemos mencionar algunos ejemplos en los que se induce a creer en argumentos sin someterlos a debate, ya que no podrían sostenerlos ante personas que sí conocen del tema. Vemos:
El parásito o disidencia controlada puede inducirte a creer y confiar en las redes sociales. Una antigua estrategia militar existente antes de las redes sociales es llevar al enemigo a un territorio donde tengan la ventaja. Por lo tanto, antes de confiar en las redes sociales, debes preguntarte:
- ¿Puedo controlar mis redes sociales y su verdadero alcance?
- ¿Las redes sociales están en manos de personas éticas o que han generado prácticas de monopolio?
- ¿Qué tanto pueden beneficiar a las redes sociales la ausencia de la denuncia pública en los países del mundo?
Entonces, debemos preguntarnos sobre las redes sociales: ¿Representan la voluntad del pueblo? Para responder, es necesario hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Puedo asegurar que los perfiles con los que interactúo son reales, troles o IA?
- ¿Están en el territorio nacional o en el extranjero?
- ¿Son nacionales o extranjeros?
Lo cierto es que la disidencia controlada, consciente o no de lo que hacen, genera incapacidad en los grupos sociales para pasar de la vida virtual a la vida real, así como para comunicar y aprender a comunicar la información compilada sobre temas de corrupción, prevaricación e incluso delitos contra la vida.
La gente desconoce la misma Constitución Política. ¿Cómo van a defender lo que desconocen? Esto los hace muy manipulables, lo que debería ser una alerta para todo ciudadano cuando los liderazgos tratan de mantenerlos en el anonimato de los algoritmos de las redes sociales.
Herramientas para sortear la censura, como lo ha sido Crprensa.com desde su génesis, han sido poco aprovechadas por algunos grupos de lucha social. Tienen la falsa sensación de estar haciendo algo que merece la pena, pero no se esfuerzan por comunicar correctamente. Piensan que la ciudadanía los seguirá automáticamente, alimentando el orgullo y la necedad. Mientras tanto, el gobierno envía un documento con su número de CP (Comunicado de Prensa). Los grupos solo hacen difusión en redes sin ningún tipo de trazabilidad de autenticidad u oficialidad de los documentos, generando desconfianza y exceso de información para algunas personas que sí se interesaron pero que terminan desconfiando debido a la ausencia de responsabilidad de los grupos.
Por esto pienso que el país podría sumergirse en movimientos sociales en las próximas semanas, en las cuales usarán las policías para disolver a la poca concurrencia. Además, la mayoría de los medios tradicionales seguirán ensuciando la imagen de los grupos, e incluso ya hemos visto en la Casa Presidencial, en gobiernos pasados, cómo hubo infiltrados de la Policía entre los manifestantes.
Creo conveniente un cambio de estrategia: mayor organización ciudadana, mejor estructura de la información, mayor trazabilidad y oficialidad de la información, y evitar el exceso de información inútil o que incita a la rebelión. El estado tiene el poder de las armas, pero el pueblo tiene el poder de autodefinirse. Por lo tanto, se debe estar muy atentos a aquellos que buscan dividir, desgastar socialmente o desinformar.
El peor error que podemos cometer es no saber qué estamos defendiendo. Necesitamos leer la Constitución Política y así lograr diferenciar entre ciudadanos y disidencia controlada, entre patriotas y traidores de la patria.
¡Asumamos la responsabilidad o asumamos las consecuencias!
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