La transformación institucional que vienen sufriendo varios países en América Latina podría estar en una fase final, la infiltración de funcionarios públicos ideológicamente preparados para seguir órdenes aún en contra de la ley, podría estar en medio de los poderes de la república y en las policías de los países, el cual corresponde realmente a un golpe de estado suave que mantiene apariencia de democracia, pero que saquea las riquezas del país.
En Venezuela, que cuenta con un territorio de 916,445 km², mientras Costa Rica solo tiene 51,179 km², hablamos de que Costa Rica cabe 17.90 veces en el territorio de Venezuela. Un país que cuenta con las reservas petroleras más grandes del mundo, con una diversidad turística increíble, pero es una realidad que hoy muchos venezolanos migran por nuestro país.
La estrategia de infiltrados en la administración es precisamente para desactivar los contrapesos, en otras palabras, para que las irregularidades de actos de corrupción no tengan consecuencias judiciales a quienes la cometen, pero si lleva consecuencias a quienes lo denuncian.
Algunas leyes en Costa Rica ya debería preocuparnos, además de que se requiere tiempo de reacción para frenar estos abusos, por lo que leyes como la de no poder publicar comunicaciones, la de no poder publicar información declarada como secreto de estado, se comienzan a convertir en una excelente herramienta para la mafia organizada que ha tomado países como Cuba, Nicaragua y Venezuela tomen posición.
El adoctrinamiento desde los centros educativos es algo que se debe revisar con lupa, la formación de las habilidades sociales de los nuevos profesionales carece de empuje al emprendimiento y autosuficiencia, muchos profesionales están tras un volante, porque aprendieron a ser empleados, lo que genera una dependencia patronal, aumentando el desempleo y afectando la economía.
Ir más adelante con el resultado a esta transformación, es mucho más fácil cuando pides los nombres de los sentenciados en los últimos 30 años por los casos más sonados de corrupción en Costa Rica, la impunidad sigue blindando a grupos económicos, mientras se trasfieren miles de millones de colones de las arcas del estado.
En una vista panorámica, es fácil ver que la deuda del país aumenta, que se crean estrategias como el ROPC que pone en riesgo el dinero de los costarricenses, donde también se muestra un deterioro del estado de las carreteras, entre otros, ¿pero qué autoridad ha investigado estos casos? O la mejor pregunta, ¿por qué jueces no dan sentencia a estas personas?.
Pero esto se agrava aún más con el término que usan para censurar a la población informada, hablamos de la «Desinformación» un término para censurar a quienes no piensan como ellos, que ahora se trasladó incluso a la censura de las redes sociales, lo llaman la «FakeNews», sin embargo, esto sumado a la ausencia del debate, se censura a quien pueda exponer cualquier acto de corrupción.
Un ejemplo muy fuerte es la ausencia del debate sobre la información oficial de la empresa farmacéutica y la resistencia al debate del gobierno sobre el consentimiento informado, sobre las reacciones adversas, y otros temas que alertan los riesgos a los que se somete al país.
Sin embargo, la falta de malicia y la falta de memoria histórica podrá llevar a las nuevas generaciones a no poder migrar como lo hacen hoy los venezolanos, ya que ahora esto se expande por toda América latina.
La lucha contra la corrupción debe nacer desde cada hogar, buscar entender el derecho natural de luchar por nuestra existencia, de luchar por los derechos humanos inalienables que se ven amenazados por datos y estadísticas modificados para crear terrorismo psicológico.
La ausencia del debate ha sido siempre el mejor escudo que tiene la corrupción para cometer incluso delitos contra la vida, justificado en la frase «YO SOLO SIGO ÓRDENES«.
Para entender mejor, le recomendamos ver el siguiente documental sobre la Lista Negra de Sergay Magnisky, donde se expone la estrategia de saqueo y control social del pueblo.
