No importa el título que tengas colgado en la pared, no importa que tengas más de dieciocho años, pues pudiste haber sido programado para aceptar ser tratado de manera infantil sin percatarte, pero las consecuencias llegarán e incomodarán la tranquilidad de hasta los más grandes empresarios y profesionales.
Por ejemplo, son muchos los profesionales sin educación financiera y sin mente crítica, con un título que les permite generar ingresos económicos regularmente, pero totalmente desconectados de la realidad de su país, creyentes y confiados de que todos los funcionarios públicos son éticos y moralmente correctos o que saben más que el resto de la población y que se debe confiar a ciegas.
Mientras tanto, gracias a eso, la corrupción y el narcotráfico siguen haciendo de las suyas, sin detenerse, echando raíces cada vez más profundas y consolidadas a la vista de todos. Simplemente, pasan y pasarán por encima de ti sin importar el dolor causado o si te lleva a la muerte.
Quienes conducen ese furgón, tienen una intención muy concreta: saquear las riquezas del Estado, quitar y arrancar de sus dueños la propiedad privada, ganar dinero con el trasiego de drogas, modificar las leyes para no ser enjuiciados, modificar el pensamiento social para que no cuestiones sus acciones, entre otro grupo de acciones que atentan contra la paz social de un país.
Muchos llegan a decir que «ya esto no lo para nadie», porque simplemente somos personas procrastinadoras, y esto lo saben los delincuentes de cuello blanco, que muchos se quedan inmóviles a la orilla del camino, sin reacción, esperando a que otros hagan, se organicen, se desgasten y gasten sus pocos recursos económicos, mientras muchos de los que sí tienen recursos piensan que «si realmente algo serio pasara» ya habrá tiempo de reacción.
Pero los costarricenses hemos cometido un gran error, hemos dejado de hacer control político, hemos quitado la vista no sólo de los recursos naturales y económicos del país, hemos quitado la vista de la protección de nuestros derechos humanos y constitucionales; hemos confiado demasiado en grupos de poder económico que lavan dinero para financiar partidos políticos. ¿En manos de quién estamos realmente?
Esta vez, los costarricenses debemos entender que países como Cuba, Nicaragua, Argentina, Haití, Bolivia y Venezuela, también pensaron que tenían tiempo suficiente de reacción, se confiaron, dejaron que el furgón se acercara. Hoy en día vemos una gran migración desde esos países que tiene ya algunas decadas en proceso y continúa.
Mientras, algunos grupos que logran organizarse se desgastan luchando por distintos temas colocados como distractores por otros grupos corruptos si no es que ellos mismos se prestan personalmente, se les ve paseando en las oficinas del gobierno, mantienen el pueblo dividido, tratando de que el protagonismo sea su carta de presentación, cuando en realidad llegan a formar parte de la misma disidencia controlada sin saberlo. En realidad, para poder reaccionar a tiempo y detener estos abusos, el pueblo urge de lograr unidad, eso no se logra cuando la sociedad se polariza.
Por otra parte, los medios de comunicación no pueden ser imparciales, se les obliga a tomar posición, porque si no, no hay financiamiento. Muchos tratan de hacer negocio en medio de la crisis, aún cuando esto le traerá consecuencias a mediano o largo plazo al coartarse su libertad de información, pues no puede ir en contra de quienes les financian.
De modo que, ese pensamiento infantil de cerrar los ojos a la realidad que henos mencionado, ser individualista en medio de una transformación de Estado que limita al Soberano, y de sacar provecho económico en medio de la corrupción, puede ser señal de que la ausencia de mentes críticas en el poder, se debe a la educación actual que produce mano de obra barata, adoctrinamiento también le llaman.
Hoy, los mismos pilares de la sociedad que al caerse llevaron al saqueo de Venezuela ya están siendo tocados, hablamos de la educación, la salud, la seguridad, la economía, las telecomunicaciones y la seguridad alimentaria. Además, Costa Rica paga miles de millones por día de la deuda pública lo que nos debilita.
Pero la gente aún sigue esperando que las redes sociales les permitan despertar, cuando cada día censuran cualquier información que les permita ver que están siendo manipulados, peor aún, creen estar bien informados.
La gente es incapaz de buscar los sitios web directamente, creen que las redes sociales son suficientes, pero es falso, como se ve en el siguiente vídeo.
Las comunidades necesitan organizarse nuevamente, analizar el comportamiento de los funcionarios públicos, buscar alternativas para no convertirnos en una nueva Venezuela.
Si no reaccionamos ya, mañana va a ser demasiado tarde.