Este video evidencia que la violencia no discrimina entre géneros ni entre percepciones individuales. En él se muestra cómo una mujer fue capaz de agredir a su pareja, mientras él, en lugar de responder, simplemente lo dejaba pasar. Pero, ¿qué habría sucedido si hubiese reaccionado en defensa propia? Es probable que el caso hubiera sido calificado como femicidio, como ha ocurrido en muchos otros casos que han sido erróneamente etiquetados de esa manera.
Un ejemplo claro de esta problemática lo protagonizó un streamer que sufría agresiones por parte de su novia cuando a ella no le agradaba algo que él decía. En una ocasión, la chica llegó al punto de llamar a su hermano para que golpeara al novio en plena transmisión. Sin embargo, quien terminó recibiendo la paliza fue el propio hermano.
Este caso refleja cómo, en muchas narrativas, se presenta a una parte como «Caperucita» y a la otra como «el lobo», mientras las leyes abusivas, fundamentadas en ideologías carentes de respaldo científico y técnico, perpetúan la injusticia. En este contexto, la sociedad continúa dividiéndose, violentando el estado de derecho y llevando a personas inocentes a la cárcel.
No se trata de un problema de género, sino de educación. Formemos mejores ciudadanos: con educación de calidad no solo evitaremos la manipulación de ideologías sin fundamento, sino también las muertes y las injusticias.
