El control de los medios de comunicación, la censura y la ausencia del debate sobre temas aparentemente empujan a la reducción de la población mundial, plataformas de estructuras para censurar por medio de fake-check sin derecho al debate público, promoción de ideologías woke que genera división en la población mundial, donde incluso minorías que no se reproducen de forma natural buscan imponer prácticas de educación a menores de edad que ellos no traen al mundo, donde incluso por medio de campañas globales se impulsa la eutanasia y el aborto, todo apuntando a la reducción de la población mundial.
Los cambios en las leyes para poner a hombres contra mujeres, las denuncias falsas contra hombres sin pruebas técnico-científicas, los cambios de parámetros para alterar los números en estadísticas, ¿estamos seguros de que se trata de teorías de conspiración? En mi opinión se trata de prácticas de corrupción.
En temas como las vacunas, donde es la OMS quien recibe un porcentaje de las ventas a través del sistema Covax, ¿no permite esto un conflicto de intereses entre la OMS, la industria farmacéutica y los gobiernos del mundo? Más cuando se impulsan genocidios abiertamente para reducir la población mundial, un tema que, para que ocurra en Costa Rica, debe alertarnos.
Una democracia se fundamenta en el respeto a la Constitución Política, y cualquier acción que vaya contra la ley por parte de un funcionario público lo convierte en un delincuente, e incluso, si un juez o magistrado omite aplicar la ley lo convierte en un delincuente por prevaricato.
Por ello, debemos revisar los costarricenses si nuestro sistema jurídico está blindado contra el crimen organizado que se pueda infiltrar en la política, dado que existen varias denuncias sobre esta infiltración en los tres poderes del Estado.
Adicionalmente, al país se le induce a ir a una constituyente, lo que considero muy peligroso en este momento por las condiciones de infiltración. Sin embargo, quiero dejarles una propuesta para que analicemos como costarricenses crear nuevas herramientas contra las redes de cuido, contra el atrincheramiento en cargos públicos y contra la corrupción institucionalizada. Puede ir al siguiente enlace donde encontrará un borrador, el cual pretende abrir a debate la necesidad de proteger la paz social, los derechos humanos y los derechos ciudadanos. Democracia – CRprensa.com
Siendo que para que dichas agendas globalistas se realicen se requiere de dos factores: uno, el financiamiento, y segundo, censurar o torcer la ley, tal como se dio en el continente con la empresa constructora Odebrecht, que torció la ética de presidentes y diputados en 12 países, afectando a sus competidores.
Entonces, ¿quiénes financian estas ideologías que impulsan la reducción de la población mundial? Y algo que debemos preocuparnos: ¿han torcido la moral de funcionarios públicos en el país?
Dado que las organizaciones que impulsan estas ideologías y aceptan dinero como la CIDH o la OMS, siendo que son apátridas, o sea, que no cuentan con una porción de tierra para gobernar, ¿pueden estas organizaciones convertirse en una forma de simular legalidad para cometer delitos de lesa humanidad contra la población mundial, contraria a la jurisprudencia de todos los países democráticos, incluso cayendo en delitos de lesa patria y de traición a la patria? Pues facilitar empresas que a través de ONG’s lleven a cabo campañas de miedo, afecten las economías, censuren y eviten los cuestionamientos mediante el debate público.
Pues debemos sumar a los ODS, que buscan el control territorial, limitar el cultivo y la autoproducción de carne, lácteos e incluso agricultura, así mismo como el impulso de control social sobre movilidad ciudadana, llevándonos a un sistema de control social de socialismo aplicado en China.
La concentración de poder y afectar las libertades de los ciudadanos, ¿acaso no es un golpe de Estado? Pues si el poder radica en el pueblo, y el pueblo es tutelado por órganos apátridas, sin derecho a su autodeterminación como pueblo, entonces debemos preocuparnos de quiénes están en el proceso y, sobre todo, dónde están los contrapesos. ¿Será que también tienen conflictos de intereses?
Esto debería de preocuparnos, ¿se trata de monopolios?.
Opinión de Gerardo Ledezma.
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