“Todo es posible, hasta que no se demuestre lo contrario”
En cuanto a mi experiencia como paralegal, por los casos que he visto directa o indirectamente, hay varias defunciones que muy probablemente sí están relacionadas con la inyección. El problema es que no cuento con los recursos económicos, políticos, tecnológicos, legales, entre muchos otros, para emprender una investigación que profundice en los casos que me parecen determinantes.
Si bien ahora es tendencia hablar de muertes relacionadas con la “vacuna” contra covid-19, lo cierto es que, desde hace meses, en realidad muchos meses, han sucedido cosas interesantes. Por ejemplo, pacientes con secuelas serias por efectos adversos han pedido audiencias de forma repetida ante el Ministerio de Salud, Caja Costarricense de Seguro Social, Defensoría de los Habitantes, Ministerio de Trabajo, y han sido ignorados. En donde hubo un poco más de esperanza, fue en el Ministerio de Trabajo, sin embargo, dicha audiencia todavía no se ha concretado.
Ahora, el problema más grave es que los muertos no pueden pedir audiencia, simplemente están en el más allá, si es que existe, y si otras personas no interceden por ellos, quedarán sepultadas sus voces en el olvido. ¿Cuántas veces no ha sucedido esto en la historia de la Humanidad que conocemos?
De modo que, ¿cómo resolvemos como sociedad una situación tan delicada y, desde mi punto de vista, seria? Por ejemplo, si ha costado tanto, meses de meses, solicitar una audiencia sin éxito, por parte de personas vivas, ¡cuánto más difícil será para los muertos solicitar que se inicie una investigación sobre sus propias muertes!
Más complicado, lograr que dicha investigación, en el caso de que hipotéticamente se llevara a cabo, sea metodológicamente correcta, que es otro desafío, y tuviera además los respectivos controles ciudadanos y la publicidad necesaria para un debate científico-social de calidad, altura y alcance.
Si ni siquiera los vivos lo han logrado, sinceramente, dudo que lo logren los muertos. No a corto plazo.
Por ahora, lo más que puedo hacer es escribir sobre esto, esperando que algún día no sea necesario escribir, porque las voces de los vivos y de los muertos, a todo pulmón, sean las que resuenen, en todos los medios de comunicación: escritos, audiovisuales…
En fin, esa es mi fe.
Opinión de: Mila Argueta, paralegal.
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