OMS enfrenta un futuro incierto ante recortes de financiamiento en segundo mandato del expresidente Donald Trump

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Las organizaciones internacionales de salud, responsables de iniciativas críticas como la vacunación infantil, el tratamiento de enfermedades como el VIH y la vigilancia de pandemias, enfrentan un panorama incierto debido a la reducción de fondos provenientes de países de altos ingresos. Este desafío se ve exacerbado por el aumento de problemas sanitarios como el dengue en América Latina, la resistencia a medicamentos en enfermedades como la malaria y el resurgimiento de infecciones como el cólera y el sarampión.

Estados Unidos, que actualmente aporta aproximadamente la mitad del financiamiento global para programas de salud, podría reducir su contribución en un segundo mandato del expresidente Donald Trump, quien en su administración anterior retiró al país de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y propuso significativos recortes a programas clave como el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, y el PEPFAR, responsable de proveer tratamientos contra el VIH en África.

Aunque el gobierno de Joe Biden restauró compromisos con la salud global y reforzó el apoyo a organizaciones como la OMS y Gavi, los recortes presupuestarios en otros países donantes como Reino Unido, Alemania y Japón han reducido los fondos disponibles para abordar estas prioridades. Organizaciones como la OMS buscan ahora financiamiento alternativo a través de filántropos y el sector privado, mientras que Gavi y el Fondo para Pandemias enfrentan brechas significativas en sus objetivos de recaudación.

El impacto de estos recortes no solo amenaza los avances logrados en las últimas dos décadas, como la reducción a la mitad de la mortalidad infantil y el control del VIH, sino que también podría limitar las respuestas a crisis emergentes. La creciente carga de deuda en países en desarrollo añade una complicación adicional, ya que naciones como Etiopía destinan más recursos al pago de intereses que a la atención sanitaria.

Líderes y expertos destacan la necesidad de replantear la ayuda internacional como una inversión en seguridad colectiva, dado que las enfermedades infecciosas trascienden fronteras. Sin embargo, es probable que las organizaciones deban tomar decisiones difíciles, priorizando a los países más necesitados y redimensionando sus misiones ante la disminución de fondos disponibles.

La comunidad internacional enfrenta así un dilema: cómo garantizar que la salud pública mundial siga siendo una prioridad en un contexto de recursos limitados, crecientes desafíos sanitarios y un panorama político cada vez más incierto.

Redacción | Fuente Doug Mills/The New York Times

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