“Parece el banco de una economía petrolera del Golfo” dijo Ottón Solís.
Ottón Solís rompe la confidencialidad para denunciar privilegios en la cúpula de la entidad que también integran España, México y Argentina. La lista incluye salarios de casi 20.000 dólares mensuales para directores, regalos de oro y tres aumentos en plena pandemia
Las cláusulas de confidencialidad impedían a Ottón Solís ventilar sus denuncias en la prensa de Costa Rica, sin embargo en julio, Solís renunció a su cargo como director por Costa Rica ante el BCIE y tres meses después dice que está comprometido con la responsabilidad de ventilar lo que ahí ocurre, a pesar de que aún debería guardar confidencialidad por el cargo que ejerció por tres años. La lista de sus acusaciones es larga.
Según los documentos que Ottón Solís le mostró a el medio EL PAÍS (fuente original de ésta nota), él denunció internamente que los directores, nombrados a dedo por cada gobierno, recibían salarios totales que promedian 20.000 dólares exentos de impuestos, más que los Jefes de Estado. También señaló que tenían bonos vacacionales, que en 2020 recibieron pines de oro de 14 kilates, como los casi 400 funcionarios del banco, y que además disfrutaron tres aumentos salariales en plena pandemia. Las autoridades, señaló Solis, gozan el doble de vacaciones de cualquier trabajador centroamericano. Y hospedaje en hoteles de lujo, viáticos de todo tipo, vehículos de uso discrecional y vuelos ilimitados dentro de la región. Se trata de una suma de beneficios exclusivos que goza y perpetúa la capa superior del BCIE, acusa el exdirectivo, con el aval de los representantes de los países socios extrarregionales como España, Argentina, Colombia y México,
El presidente ejecutivo del BCIE, Dante Mossi, no descartó ni confirmó la existencia de esas condiciones. En una entrevista concedida a El País el viernes, en medio de una visita oficial en Alemania, el hondureño contestó que desconoce los salarios de los directores del banco, que la institución tiene mecanismos objetivos para fijar remuneraciones según condiciones del mercado y que esa información ha sido declarada confidencial por la Asamblea de Gobernadores integrada por los ministros de Finanzas de los países socios. “Yo conozco mi remuneración, no la de los directores”, dijo, segundos antes de advertir que no puede revelar el monto.
Después de salir del BCIE para una frustrada designación como embajador en París ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), sigue señalando lo que considera son abusos y prácticas antiéticas que califica como corrupción.
“A pesar de ser un ente propiedad de las poblaciones de los países socios, vivimos en una burbuja que nos aísla de sus dueños; tanto desde el punto de vista de la información de que disponen, como de nuestras privilegiadas condiciones laborales”, escribió Solís en su primer oficio ante los gobernadores de los 15 gobiernos socios, entre los cuales están también Taiwán, Corea y Cuba. Los países centroamericanos poseen el 53% del capital accionario y comparten la propiedad del organismo con las naciones extrarregionales, que también tienen representación en el Directorio donde se toman las decisiones de financiamiento con una cartera que iguala para el Istmo la del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sumada.
El gasto del Directorio del BCIE relativo a sus activos triplica al del BM y del BID, según los cálculos que Solís entregó a los gobernadores, aunque después los directores rechazaron esas comparaciones. “Parece el banco de una economía petrolera del Golfo Pérsico. Esos excesos son incompatibles con los fines desarrollistas del BCIE y con los niveles de ingreso de la mayoría de los habitantes de la región, sus dueños”, dice el exfuncionario.
El compendio de investigaciones sobre la situación actual de Centroamérica señaló el papel protagónico que tiene el BCIE en el financiamiento del sector público de los gobiernos del Istmo, pues allí tenía colocado en 2019 el 81% de la cartera por $7.703 millones de dólares. En 2021, ante el endurecimiento de la comunidad internacional contra el gobierno autoritario de Daniel Ortega en Nicaragua, el BCIE ha resultado clave como fuente de recursos y, por tanto, blanco de las críticas de grupos opositores nicaragüenses. Mossi explica que el formato “cooperativo” de la institución permite que los países socios otorguen los financiamientos sin mirar condicionamientos políticos.
Mossi, presidente ejecutivo del BCIE, también fue señalado por Ottón Solís como uno de los actores que apoyan y disfrutan la perpetuidad de los privilegios, pues su salario supera al de los directores. El hondureño que preside la institución desde 2018, se benefició de él en diciembre de 2020, cuando enfermó de covid en República Dominicana y el Directorio aprobó un presupuesto extraordinario de 140.000 dólares para atender al funcionario, el traslado de familiares y una ambulancia aérea, de los cuales utilizó 30.000, publicó el diario La Nación en septiembre.
El presidente ejecutivo explicó que en esa ocasión él fue hospitalizado en servicios hospitalarios críticos en Santo Domingo y que la previsión presupuestaria incluyó hasta la posibilidad de la repatriación de su cuerpo en caso de muerte. Además, hubo sospechas de que los otros diez miembros de la delegación estuvieran contagiados y de que también necesitarían retornar en un servicio de ambulancia aérea, lo cual no resultó necesario. Tras ese incidente el Directorio del BCIE aprobó comprar un nuevo seguro médico para sus representantes en los viajes oficiales.
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