Un trastorno parafílico ocurre cuando existen parafilias que lesionan a terceros o menoscaban la integridad de quien las practican. Por ejemplo, algunas pueden manifestarse como la intensa excitación sexual ante objetos, situaciones, fantasías, interés sexual en cualquier cosa que no sea una pareja humana o hacia personas en donde se practiquen conductas en donde no medie consentimiento. La parafilia por sí misma no es necesario tratarla clínicamente, excepto cuando afecte a terceros o afecte a la persona que las practica a nivel físico, emocional y/o psicológico.
Una de las más señaladas, y que sí es considerada como aberración, es la pedofilia, que es una forma de parafilia ubicada dentro de un trastorno parafílico. Sin embargo, ahora se trata de impulsar inclusive desde las universidades, en donde se utilizan signos externos de MAP: Movimiento de Personas Atraídas por Menores, siendo en realidad un movimiento Pro-Pedofilia.
Personas con poder político y económico buscan sacar la pedofilia del manual como enfermedad mental y que sea reconocida como una orientación sexual.
Estos movimientos son reconocidos por impulsar libros que deben leer los menores de edad en escuelas y colegios, con contenido sexual inapropiado para menores de edad, promover la masturbación en las aulas de centros educativos, en donde quitan que sean los padres de familia los que decidan sobre la forma de educar en esos temas a sus hijos, sin detrimento de las críticas sociales que ese enfoque también suele tener.
La pedofilia es considerada en la sociedad occidental como un trastorno psiquiátrico complejo. Por ejemplo, su encuadre depende de parámetros de edad. Se requiere que la persona que lo padece sea mayor de 16 años y al menos 5 años mayor que el niño que es objeto de las fantasías o actividades sexuales. Sin embargo, la implicación sexual entre un adolescente de más edad (17 a 18 años) y un niño de 12 o 13 años no se puede considerar un trastorno. Los criterios de edad que se utilizan para identificar cuándo tal actividad se considera un delito pueden ser variables.
En América Latina, el estupro o matrimonio forzado con menores de edad es una realidad. Aunque las leyes varían de un país a otro, en líneas generales, la ley considera que una persona mayor de 18 años comete estupro cuando mantiene relaciones sexuales con una persona de 16 años de edad o menos. Los casos de estupro a menudo no cumplen los criterios de pedofilia, lo que hace destacar la naturaleza un tanto arbitraria de establecer un punto límite de edad en una definición médica o legal. En muchos lugares (incluidos algunos estados de Estados Unidos), los niños de 12 a 14 años de edad pueden casarse legalmente, lo que hace aún más compleja la definición entre pedofilia y estupro.
La pedofilia es mucho más frecuente en varones que en mujeres.
Los pedófilos pueden sentirse atraídos por niños, niñas o por ambos sexos. No está claro si las niñas o los niños son más propensos a ser víctimas de los pedófilos, aunque las niñas parecen ser mucho más propensas a ser víctimas de abusos sexuales en general.
Por lo general, el adulto suele ser una persona que el niño conoce, como un familiar, un padrastro o una persona con autoridad (como un profesor o entrenador). Algunos se sienten atraídos solo por los niños dentro de su propia familia (incesto). Algunos pedófilos se sienten atraídos por los niños de un rango de edad específico o en determinada etapa de desarrollo, luego los descartan. Otros se sienten atraídos tanto por niños como por adultos, intercalando según la ocasión.
Las actividades consistentes en observar o tocar a los niños parecen ser más frecuentes de lo que se cree.
Los depredadores pedófilos pueden utilizar la fuerza o la coacción para someter sexualmente a los niños, así como amenazarles con hacerles daño a ellos o a sus mascotas si se lo cuentan a alguien. Muchos de estos pedófilos sufren de otros trastornos que no son detectados.
Muchos pedófilos tienden o desarrollan un trastorno por abuso o dependencia de sustancias y depresión. A menudo proceden de familias disfuncionales, tambuén es frecuente que tengan conflictos matrimoniales. Muchos han sido víctimas de abusos sexuales cuando eran niños, lo cual requiere también un análisis profundo.
A modo general:
•El trastorno se manifiesta en un pedófilo por la presencia de fantasías, impulsos o comportamientos sexualmente excitantes recurrentes e intensos relacionados con los niños (por lo general hasta los 13 años de edad).
•Los pedófilos pueden sentirse atraídos por niños, niñas o por ambos, y pueden sentirse atraídos solo por niños o por niños y adultos.
•Los médicos diagnostican la pedofilia cuando las personas se sienten angustiadas o son menos capaces de funcionar bien debido a su atracción por los niños, o cuando han actuado según impulsos.
•El tratamiento consiste en psicoterapia a largo plazo y fármacos que traten el impulso sexual y reduzcan los niveles de testosterona.
(Véase también Introducción a las parafilias y a los trastornos parafílicos y Introducción al maltrato y negligencia infantil.)
Las actividades consistentes en observar o tocar a los niños parecen ser más frecuentes que los tocamientos genitales más elaborados o las relaciones sexuales con los mismos.
Diagnóstico de la pedofilia:
• Evaluación por parte de un especialista, con base en criterios específicos.
• Es importante para el diagnóstico analizar si la persona ha experimentado fantasías, impulsos o comportamientos sexualmente excitantes, recurrentes e intensos relacionados con un niño o niños (por lo general hasta los 13 años de edad).
•La persona se siente muy afligida o es menos capaz de funcionar bien (en el trabajo, con su familia o en interacciones con amigos) o ya ha actuado según sus impulsos sexuales con niños.
• La persona tiene 16 años o más y es como mínimo 5 años mayor que el niño que es objeto de las fantasías o comportamientos anormales. (Una excepción es un adolescente mayor que tiene una relación continua con un niño o niña de 12 o 13 años).
• Han sufrido el trastorno durante 6 meses o más.
Tratamiento de la pedofilia:
• Psicoterapia
• Fármacos diversos.
La pedofilia se puede tratar con psicoterapia individual o grupal a largo plazo y con fármacos que controlen el impulso sexual y reduzcan los niveles de testosterona.
Los resultados del tratamiento son variables. Las posibilidades de éxito son mayores cuando la participación es voluntaria y la persona recibe entrenamiento en habilidades sociales y tratamiento de los otros problemas existentes, como la drogadicción o la depresión. El tratamiento que se solicita después de la detención y de la acción legal es por lo general menos efectivo, el enfoque preventivo siempre va a ser el más adecuado.
El simple hecho de encerrar a los pedófilos en prisión o en otra institución, incluso durante un largo periodo de tiempo, no produce cambios en sus fantasías o en sus deseos. Sin embargo, algunos pedófilos encarcelados que se comprometen a seguir un tratamiento supervisado y de larga duración (por lo general incluyendo el empleo de fármacos), pueden abstenerse de sus actividades pedófilas y reintegrarse en la sociedad.
Fármacos o sustancias:
En Estados Unidos los médicos por lo general utilizan los medicamentos siguientes:
• Acetato de medroxiprogesterona, mediante inyección intramuscular.
La medroxiprogesterona (una progestina) es similar a la hormona femenina progesterona.
Una alternativa es la leuprolida.
La medroxiprogesterona y la leuprolida impiden que la glándula pituitaria envíe señales a los testículos para que produzcan testosterona. De este modo, se reduce la concentración de testosterona y el deseo sexual. Los médicos hacen periódicamente análisis de sangre para controlar los efectos del fármaco sobre la función hepática, así como otras pruebas (incluyendo pruebas de densidad ósea y análisis de sangre para medir los niveles de testosterona). No está clara la utilidad de estos fármacos en mujeres.
Los antidepresivos conocidos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) también pueden ser de ayuda. Pueden contribuir a controlar los impulsos y las fantasías sexuales. También disminuyen el deseo sexual y pueden causar disfunción eréctil.
El tratamiento con fármacos es más eficaz cuando se combina con psicoterapia y educación en habilidades sociales.
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos! ESTIMADOS LECTORES: Nuestro mayor reto es hacer sostenible un periodismo libre e independiente, que de voz al pueblo, sin conflicto de intereses, apóyanos a seguir promoviendo la libertad de expresión. | SUSCRÍBIRSE | INGRESAR | APÓYANOS