Opinión en el programa Panorama.
En días recientes salió la polémica por las imágenes del Presidente Chaves rodeado de escoltas con armas largas. No es un secreto que el país vive una gran inseguridad, una guerra en las calles y el poder público siente esa vulnerabilidad de no conseguir respuestas efectivas ante la criminalidad y el narcotráfico como “el gran poder fáctico”, que tiene tentáculos hasta lo más alto de los poderes del Estado y que tiene amplio control del país.
En ese sentido, el señor Presidente de la República ante supuestas amenazas recibidas y su equipo de seguridad quieren dar una demostración de fuerza frente a los demás como estrategia. Por esto el uso de la mano militari con megaoperativos en barriadas pobres, en zonas deprimidas como Limón y Puntarenas, para dar sensación de control, viendo arrestos, patrullas y helicópteros, mandando a la cárcel al resultado de años de desintegración social, crisis de valores familiares, desempleo y de deserción escolar.
Tal vez no sea lo más civilista ni apegado a nuestra imagen de la otrora “Suiza centroamericana”, el remanso de paz, que lamentablemente perdimos por malas decisiones políticas de gobiernos corruptos y la inacción de los otros poderes de la República. Incluso vimos un mensaje bastante militar en el inicio del ciclo lectivo, con una grabación donde el Presidente le dio la bienvenida a los niños y jóvenes a los “cuarteles de la educación” y calificó a los educadores como “el ejército de este país”. Por lo tanto, es clara la retórica militar ante un momento de crisis y que, además, el señor Presidente quiere ganar adeptos entre las fuerzas de policía y los maestros, que durante años se han sentido poco estimados por el poder público.
Pero la paz que procuramos los costarricenses se gana venciendo la guerra en contra de la corrupción, que nos tiene postrados en pobreza, falta de oportunidades, falta de infraestructura y un rezago educativo que tiene condenados a nuestros hijos a la mediocridad. Es ahí donde realmente se deben apuntar las armas. Duro contra los corruptos no contra el pueblo, que hasta ahora ha puesto las víctimas. Ya es hora de dejar atrás la pasividad de acciones de reformas estructurales y pateando para el futuro lo que se tiene que hacer hoy.
A Zapote le corresponde invitar a una tregua nacional con los otros poderes públicos y escuchar el clamor popular de tener condiciones de paz y de equidad para todos. Estoy seguro que nuestros hijos que entraron a la escuela, colegios y universidades tienen ilusiones de crecimiento y de desarrollo que no merecen ser robadas por el narcotráfico y la corrupción.
Nuestra Patria nos llama a defender a nuestros hijos ¡Hagámoslo!
Opinión de Miguel Gutiérrez Pizarro | Panorama
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