Posible influencia de farmacéuticas en decisiones de la OMS podría llevar al mundo a una nueva pandemia

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La reciente simulación global de pandemia organizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), conocida como Ejercicio Polaris, ha puesto sobre la mesa un tema crítico: la creciente influencia indirecta de la industria farmacéutica en las decisiones sanitarias globales. Expertos advierten que, a través de financiamiento canalizado por fundaciones y alianzas público-privadas, existe el riesgo de que las farmacéuticas impulsen desde la OMS prácticas de monopolio y control social en los países miembros.

En los últimos días, la OMS ha reunido a más de 15 países y más de 20 organismos regionales de salud, redes de emergencias sanitarias y otros asociados para poner a prueba por primera vez un nuevo mecanismo de coordinación mundial para emergencias sanitarias.

La simulación, denominada «Ejercicio Polaris», se prolongó durante dos días y puso a prueba el Cuerpo Mundial para Emergencias Sanitarias de la OMS, un marco concebido para mejorar la capacidad del personal de emergencia de los países, coordinar el despliegue de los equipos de refuerzo y expertos, y mejorar la colaboración entre países.

El ejercicio consistió en una simulación de un brote de un virus ficticio que se propagaba por todo el mundo. Entre los países participantes figuran Alemania, el Canadá, Colombia, Costa Rica, Dinamarca, Etiopía, el Iraq, el Reino de Arabia Saudita, Mozambique, Nepal, el Pakistán, Qatar, Somalia, Uganda y Ucrania, además de otros países que participaron como observadores. 

Posiblemente una nueva pandemia puede significar nuevas censuras en redes sociales, censura del debate técnico cientifico, contratos similares al del caso odebretch donde pueden estar beneficiando a politicos como diputados y presidentes en paraisos fiscales, impulsar medidas que benefician practicas de monopolio que concentra la riqueza en pocas manos, violación de derechos humanos y constitucionales como lo vimos en la pandemia pasada que se presentó posterio al simulacro en el 20219.

Financiamiento con intereses

Aunque las farmacéuticas no figuran como donantes directos relevantes en los informes financieros de la OMS, sí participan de forma activa a través de terceros. Fundaciones como la Bill y Melinda Gates, una de las mayores financiadoras de la OMS, tienen fuertes inversiones en compañías como Pfizer, Johnson & Johnson y Merck. A su vez, alianzas como GAVI y CEPI, que canalizan recursos hacia la OMS, integran en sus estructuras a multinacionales farmacéuticas.

Esta red de financiamiento plantea dudas sobre la independencia de los organismos de salud internacionales al momento de establecer protocolos, promover vacunas o recomendar restricciones.

Riesgos detectados tras el simulacro

Durante el Ejercicio Polaris, que simuló la propagación de un virus ficticio, se activaron protocolos de respuesta que incluían medidas centralizadas, control de información, cierre de fronteras y coordinación de recursos bajo la dirección de organismos internacionales. Si bien el objetivo declarado fue probar la eficacia de las respuestas sanitarias, analistas temen que este tipo de simulacros también sirvan como ensayo para implementar modelos de control supranacional en contextos reales, sin consulta democrática ni soberanía nacional plena.

Monopolio de tratamientos y restricciones locales

El modelo de emergencia probado por la OMS plantea un posible escenario donde solo las soluciones farmacéuticas avaladas por determinadas alianzas tendrían circulación y respaldo, lo que podría excluir a tratamientos alternativos o más económicos. Además, las decisiones sanitarias centralizadas podrían traducirse en restricciones sociales, vigilancia digital y exigencias médicas impuestas desde fuera.

Preocupación en países en desarrollo

Naciones con menor infraestructura médica y mayor dependencia de fondos internacionales serían las más vulnerables a este tipo de presiones. El riesgo no solo es sanitario, sino también económico y político.

Organismos civiles y legisladores de varios países ya han comenzado a exigir transparencia en los vínculos financieros de la OMS y a revisar los acuerdos que podrían comprometer la autonomía de las decisiones nacionales en futuras emergencias sanitarias.

El control global de la salud no puede estar supeditado a intereses privados, aseguran críticos, que exigen separar las estrategias sanitarias de cualquier agenda comercial o ideológica. También es importante recordar que organizaciones como USAID han sido infiltradas por grupos ideológicos vinculados a agendas globalistas, que representan una amenaza para las democracias y economías a nivel mundial. Muchas de estas ideologías están asociadas al comunismo y son promovidas desde fuera del continente.

Opinión de Gerardo Ledezma.

Fuente: Organización Mundial de la Salud | IA

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