El presidente de la República, Rodrigo Chaves señaló la pobreza, la burocracia y la corrupción como los grandes mesones por vencer en la actualidad, para abrirle paso al desarrollo, al empleo y a la equidad para todos los costarricenses.
Con su equipo de Gobierno, el Mandatario participó de los actos de Conmemoración del 167 aniversario de la Gesta Heroica de 1856, en Alajuela, donde recordó la importancia del legado de héroes como Juan Santamaría, cuyo sacrificio nos dio por herencia la paz que debemos defender por convicción y amor a la patria.
En su mensaje, Chaves Robles reflexionó sobre una Costa Rica que aún toma la tea y lucha por lo que cree, sin miedo y con la capacidad de enfrentar cualquier adversidad.
“Es una misión que cumpliremos entre todos y todas, porque hoy, en cualquier rincón de esta tierra bendita, cualquier costarricense comprometido con su trabajo y con su familia es un héroe. Hagamos honor a este compromiso histórico. Seamos cada uno de nosotros héroes de una Costa Rica mejor para las futuras generaciones, más próspera y más feliz”, manifestó el Presidente.
El jefe de Gobierno agregó que valores como la libertad, la dignidad del pueblo y la soberanía son innegociables como sucedió hace más de siglo y medio y aseguró que tampoco será negociable la construcción del país que la gente noble de Costa Rica merece.
Además, hizo un llamado para que la sombra infame de la opresión no tenga cabida en un mundo que presume de avanzar hacia la modernidad, frente a situaciones como el ingrato fuego ruso sobre Ucrania, un aviso de que el sagrado principio de la autodeterminación de los pueblos no es un estatus eterno y que aún ahora, puede verse amenazado por el viejo afán de conquista de potencias que no entienden que es más valioso y perdurable construir los puentes del entendimiento que destruir los cimientos de la independencia y la democracia.
Finalmente, Chaves Robles sostuvo que el fuego encendido por Juan Santamaría sigue ardiendo en cada niño que hoy aprende en la escuela, en los trabajadores que contribuyen con la productividad de nuestro país y en las mujeres que vencieron las dudas y los temores para emprender.
El Presidente y su gabinete visitan el centro de Alajuela y los cantones de Palmares, San Ramón y Sarchí, este martes 11 y miércoles 12 de abril.
Discurso para la Conmemoración de la Batalla de Rivas
Buenos días,
Señores Autoridades de Gobierno: Señoras y señores Ministros, señores Presidentes Ejecutivos,
Señoras y señores Diputados,
Señor Humberto Soto Herrera, Alcalde Municipal de Alajuela,
Señora Vicealcaldesa y representantes del Concejo Municipal de Alajuela,
Queridas y queridos estudiantes,
Costarricenses…
Hoy nos reúne la memoria de un país que en el camino de sus héroes y heroínas trazó la ruta de la libertad y la democracia.
Gracias a la gesta de Juan Santamaría, de todos los hombres y de las mujeres que lucharon hace 167 años, hoy podemos reunirnos en este parque. Gracias a su valentía y sacrificio, aquí resuenan hoy las risas de los niños, la melodía de las liras, el estruendo de los tambores en fiesta y el sereno murmullo de un país floreciendo en la paz que por sus proezas heroicas heredamos y por nuestra convicción y deber seguiremos defendiendo.
Gracias a esas mujeres y hombres que dieron su vida, es el bullicio blanco y azul de nuestros estudiantes el que presenciamos hoy, y no las botas militares pisando el asfalto de las calles alajuelenses.
Hace más de siglo y medio le demostramos al mundo que Costa Rica es más que una franja de tierra de 51.100 kilómetros cuadrados. Demostramos que somos una nación viva y valiente, cuya libertad somos capaces de defender ante cualquier enemigo, cualquier adversidad, cualquier reto.
¡Así lo entendieron nuestros héroes! Juan Rafael Mora Porras, una noche antes del combate en Rivas, escribía en su diario de campaña, con pulso ansioso pero seguro, que la soberanía de los costarricenses no era negociable.
Hoy siguen siendo innegociables nuestra libertad y la dignidad de nuestro pueblo. Tampoco será negociable la construcción del país que la gente noble de Costa Rica se merece.
El fuego encendido por Juan Santamaría sigue ardiendo en cada niño que hoy aprende en la escuela la historia de una nación que decide por sí misma su camino.
Sigue encendido en los trabajadores que, con cada jornada, contribuyen con la riqueza y la productividad de nuestro país.
Sigue brillando en las mujeres emprendedoras que vencieron las dudas, los temores y se arriesgaron a levantar su pequeña empresa.
¡Es la llama inextinguible que alumbra ante la oscuridad de cualquier época, porque se alimenta del espíritu de un pueblo que se sabe libre y soberano de su destino!
Es un fuego que, después de 167 años, sigue siendo faro para el resto de la región y del mundo.
Porque la proeza que cada 11 de abril conmemoramos no es la victoria mínima de una pequeña nación. No fue importante solo para Centroamérica. Es la demostración clara que le hicimos a la humanidad de que la sombra infame de la opresión no debe tener cabida en un mundo que presume de avanzar hacia la modernidad.
Treinta y cinco años después de la batalla donde nuestro héroe nacional entregó su vida, el reconocido geógrafo francés, Élisée Reclus, escribió: «¿Por qué el nombre de Rivas no toma sitio en la historia de la humanidad, al lado del de Maratón? Las peripecias de la lucha americana no han sido menos emocionantes que las de los conflictos entre Europa y Asia, y la causa que triunfó no fue menos gloriosa».
Esta lucha les demostró a los hijos del Siglo XIX, y a nosotros, en pleno Siglo XXI, que la libertad se defiende, más que con el poderío militar, con la convicción ardiente en el pecho, con el amor por la patria que nos vio nacer, con la valiente esperanza en un futuro mejor.
Miramos hacia ese espejo del pasado, no para quedarnos en el conformismo del recuerdo, o en el lugar seguro de las glorias pasadas. Miramos hacia el pasado para valorar el camino recorrido, pero también para saber cómo dirigirnos a la Costa Rica del mañana.
Los retos modernos se nos imponen como grandes mesones por vencer, pero también como grandes oportunidades por aprovechar.
Hoy, el ingrato fuego ruso sobre Ucrania constituye un aviso de que el sagrado principio de la autodeterminación de los pueblos no es un estatus eterno. Aún ahora, puede verse amenazado por el viejo afán de conquista de potencias que no han entendido que es más valioso y perdurable construir los puentes del entendimiento que destruir los cimientos de la independencia y la democracia.
Compatriotas, seguimos siendo ese país que toma la tea y lucha por lo que cree. Seguimos siendo esa Costa Rica dirigiéndose sin miedo, con el fuego en alto y el corazón atento, hacia el mesón que la espera retador: el mesón de la pobreza, el mesón de la burocracia, el mesón de la corrupción.
Mesones que venceremos, que necesitamos incendiar para abrirle paso al desarrollo, al empleo, a la equidad.
Es una misión que cumpliremos entre todos y todas, porque hoy, en cualquier rincón de esta tierra bendita, cualquier costarricense comprometido con su trabajo y con su familia es un héroe.
Hagamos honor a este compromiso histórico. Seamos cada uno de nosotros héroes de una Costa Rica mejor para las futuras generaciones, más próspera y más feliz.
Gracias y que Dios bendiga a Costa Rica.
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