Reprochables y ofensivas son las frases del Ministro de Seguridad y la Ministra de Educación, minimizando el bullying y mandándonos a pelear de frente contra los sicarios y narcos.
Con mucha indignación los costarricenses escuchamos a dos ministros realizar aseveraciones insensibles e irresponsables, frente al abuso, bullying y violencia. En ambos casos, trasladándole la carga a la víctima, lavándose las manos de la responsabilidad que les corresponde.
Señora ministra Anna Katharina Müller, no le acepto que usted minimice la triste y dolorosa situación del bullying en los centros educativos, somos lamentablemente el segundo país de América Latina que sufre más bullying escolar, el 60% de nuestros estudiantes han sido víctimas de este hecho atroz, le recuerdo también porque por lo visto usted no se informa, que sólo el año pasado se reportaron 1.292 casos y se atendieron 3.589 llamadas.
Señor ministro Jorge Torres, usted es un irresponsable al pedirle a los costarricenses que vayan a tocarle la puerta al maleante o al vendedor de droga y echarlo del barrio, porque si no lo hacemos, es porque “somos unos domesticados”. Le recuerdo también que, sólo en 10 meses de esta administración llevamos 621 asesinatos, en donde cada menos de 12 horas matan a alguien, la mayoría por ajustes de cuentas, rompiendo en estos momentos todos los récords de años atrás.
Y lo más triste de todo esto es que, revisando todas las actas de las sesiones del Consejo de Gobierno, disponibles en la web de Presidencia, en ninguna de esas sesiones, se ha discutido el tema de la inseguridad ciudadana como un tema prioritario, a pesar de que ya este año habíamos superado los récords de homicidio. Lo frustrante de todo esto es que, esta administración, no ha presentado ningún proyecto en materia de seguridad ciudadana.
¿Quieren saber a quiénes ustedes sí deben de tocarle la puerta? al señor ministro de Hacienda, a don Nogui Acosta, para que deje de cortarle el presupuesto al Ministerio de Seguridad, porque es una vergüenza que nuestra Fuerza Pública sufra con patrullas varadas, sin combustible, delegaciones cayéndose a pedazos por su mal estado y policías mal pagados, a quienes no se les dignifica en su trabajo y a los que se les manda a la calle a jugarse la vida todos los días por un bajo salario. ¡Yo lo acompaño gustoso!
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