Francisco Flores tiene 34 años de ser sacerdote, desde hace 15 meses ingresa a los salones covid para acompañar a los pacientes y funcionarios en momentos de dolor e incertidumbre.
Los lunes, miércoles y viernes el padre Francisco ingresa a las seis de la mañana al hospital, su jornada inicia con la misa de las 6:15, luego hace algunos trabajos de oficina, en todo momento está al pendiente del llamado de los salones o de familiares de los pacientes.
En el San Juan de Dios varias veces al día se escucha: “Padre capellán, por favor presentarse en el salón…”, Teresita Chinchilla coordinadora de la central telefónica, explicó que el mensaje se repite dos veces seguidas, con el fin de localizar al sacerdote. “Es muy frecuente sobre todo cuando una persona está por fallecer”, dijo la funcionaria.
El padre “Chico” (como le llaman algunas personas) puede ser requerido en cualquier salón del hospital sea covid o no. Cuando es en las áreas covid-19, el personal de enfermería le facilita el equipo de protección personal. El cura primero se lava las manos y procede a colocarse las botas, se lava las manos de nuevo, se coloca bata descartable, la mascarilla, los lentes de seguridad y el gorro, se lava las manos por tercera vez, se las seca y se coloca los guantes, en ese momento está listo para ingresar al cubículo donde el paciente lo espera.
De forma respetuosa ingresa cuando el personal de enfermería le indica, se dirige de forma pausada a la cama donde está el paciente, se presenta, si el paciente está consciente conversan, si no él ora a su lado. Por lo general cuando está en el salón, otros pacientes lo llaman, y también los acompaña.
Sus visitas a los salones covid por lo general las hace en su mayoría, entre las siete y 10 de la noche, sin embargo, si un paciente de esta área lo necesita se presenta a la hora que sea.
El padre Francisco contó que al inicio de la pandemia las personas tenían mucho miedo, esto se reflejó en el hospital, pacientes y personal de salud sentían temor por tratarse de una enfermedad nueva.
Parte del mensaje que comparte con los enfermos es tener calma y no desesperase por la situación. “Debemos tener esperanza y no asustarnos, porque todo está en el plan de Dios, sobre todo cuando estamos a merced de algo que no podemos controlar”, expresó el sacerdote.
El presbítero manifestó que esta experiencia con los pacientes covid ha sido muy edificante, “el paciente siempre le enseña a uno algo, aunque esté en esta condición tan delicada, y es una oportunidad hacerle llegar el acompañamiento, la paz y la bendición de Dios que tanto necesita, en este momento, ya que tiene que experimentar además de la dolencia física, la soledad por el aislamiento”, comentó el capellán.
El padre Francisco Flores distribuye la semana entre el San Juan de Dios y la iglesia el Carmen ubicada en el centro de San José, además los fines de semana colabora con la parroquia de Tres Ríos.
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