Como si fuese un partido de fútbol, el radicalismo del lenguaje de un chavista debe poner a reflexionar a los costarricenses sobre hacia dónde nos dirigen como sociedad y si ese es el verdadero resultado que queremos asumir como ciudadanos.
Las condiciones de los grupos de poder económico en la política han debilitado la democracia. Se han creado leyes ideológicas que hoy son fácilmente aprovechadas por el crimen organizado infiltrado en la administración pública. A esto debemos sumarle el adoctrinamiento ideológico prepago, impulsado por pocas personas y apoyado por grupos de troles para manipular la opinión pública.
Fuente: Doxa y Radio Zurquí
Y es que el mismo mandatario habría repetido las palabras del ya difunto expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien habría dicho: “Águila no caza mosca”, al referirse a la solicitud de la opositora María Corina Machado, quien hoy habría ganado las elecciones si la dictadura de Nicolás Maduro no la hubiese censurado.
El mandatario de Costa Rica se refirió de manera similar al ser consultado sobre la invitación del secretario general de uno de los sindicatos más fuertes del país, quien no solo cuenta con presencia en la empresa pública y privada, sino que tiene la capacidad de llenar varias calles josefinas en lo que ellos llaman “democracia de la calle”.
Por otra parte, los seguidores del mandatario, hasta este momento, no tienen la capacidad de llenar 200 metros. Sin embargo, insisten en indicar que cuentan con el apoyo de un 80% de los costarricenses. Además, aseguran que la presencia en las redes sociales no se debe a troles, e inducen a la población a pensar que la opinión pública se puede leer actualmente en estas plataformas. No obstante, la facilidad para manipular las redes hoy en día no permite, ni siquiera al mismo Facebook, garantizar que reflejen la verdadera opinión del pueblo. Incluso, extranjeros resultado de la migración podrían ser parte de los grupos de troles, como el mismo Facebook habría denunciado en relación con propaganda en Nicaragua desde Costa Rica.
Sin embargo, los mensajes amenazantes desde el anonimato son acciones psicológicas que principalmente manifiestan ser emitidas por adeptos de Rodrigo Chaves. Esto puede ser una señal de que se busca inducir al país al conflicto social. De este modo, se justificarían métodos de control social con el uso de policías y la censura de detractores. Este modus operandi ya se ha visto en países que hoy reconocemos como dictaduras en el continente.
Lo interesante es que aún no se sabe con qué color de bandera, ideología, equipo de trabajo, etc., se presentará la nueva propuesta del partido que, al parecer, ya está impulsando Rodrigo Chaves. Esto se evidencia en el populismo que se manifiesta en las inauguraciones y las reiteradas campañas que celebran las noticias positivas, señalando a todo el que cuestiona como “enemigo del gobierno”. Así lo muestran incluso en los videos de los miércoles en Casa Presidencial.
Los costarricenses debemos recordar que después de un Chávez, llegó un Maduro a Venezuela. En Costa Rica, este gobierno cuenta principalmente con el equipo de gobierno que sus antecesores del PAC conformaron, muchos de ellos provenientes del gobierno de Laura Chinchilla, la expresidenta que incluso visitó la isla para el fallecimiento de Hugo Chávez.
Por esto, los costarricenses debemos preguntarnos: ¿El cambio institucional que sufrió Venezuela y Nicaragua es el mismo que ha vivido Costa Rica en las últimas dos décadas? Lo cierto es que, para entender mejor el modus operandi de estos grupos ideológicos, debemos comprender cómo utilizan las mismas estructuras del Estado para el control social, la censura y el atrincheramiento en el poder.
¿De dónde nace este modus operandi? Les invitamos a ver el documental llamado Rusia, Poder Corrupto, donde se explica, mediante la denuncia del abogado Serguéi Magnitsky, cómo la corrupción elimina la propiedad privada, roba las riquezas de los empresarios, trabaja con paramilitares y el crimen organizado, y utiliza las mismas estructuras de gobierno para someter a la población. De ello se desprende la lista negra de Serguéi Magnitsky, misma que dio origen a lo que hoy se conoce como la Ley Magnitsky, que congela los recursos económicos y propiedades de personas de gobiernos vinculados a estructuras de saqueo de los países, llamados también sicarios económicos.
Estos grupos llegaron a Cuba y, mediante ayudas humanitarias, han infiltrado personas que propagan ideologías socialistas, afectando la educación, la salud, la seguridad armada, el sistema financiero, el sistema político, y, en fin, todo lo que corresponde a las bases de la sociedad.
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