Soportando a CMI-Pollo Granjero: ¿cuestionable ética?

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Sin duda el binomio CMI-Pollo Granjero nos ha demostrado a través de estos casi cinco años en San Francisco de Heredia, Costa Rica, que no tiene ética, tampoco interés en el impacto que causa en la familia, la salud, el ambiente, la calidad de vida. La imagen de ética que proyectan en sus redes sociales, no cabe duda, es distorsionada.

Esto, sumado a las redes de mentiras e intrigas que nos han dicho a través del tiempo, y de parte de personas en puestos de decisión, nos hace pensar que es una de las compañías con una ética cuestionable, en donde existe una red de conductas que lastiman a las víctimas atrapadas en esas mismas redes. Por lo tanto, ante esta situación, los afectados debemos alzar una vez más la voz de forma pública ante las conductas de una empresa que ha actuado a través del tiempo con manifiesta mala fe, sin interés real en prevenir el daño, pese a haberlo prometido tantas veces, SIN CUMPLIR lo acordado con las víctimas y distorsionar la verdad a conveniencia.

¿Cómo empezó esta tragedia?

Esta familia, desde 2019 hasta la actualidad en 2024, por aproximadamente cinco años, ha sufrido daños muy serios a la salud y la calidad de vida por causa del ruido molesto por continuidad que produce el extractor de grasa ruidoso de CMI-Pollo Granjero, ruido que acosa a la familia prácticamente por más de diez horas, todos los días, sin descanso, sea fin de semana o no, llevándolos inclusive e vivir en vida predominantemente itinerante, lejos de su hogar.

Escuchar un ruido como ese del extractor de grasa de CMI-Pollo Granjero es una verdadera tortura. No se puede descansar, el ruido está allí, no se puede cocinar, el ruido está allí, no se puede habitar la casa porque el ruido siempre está presente, como una tortura china, como la gota de agua que golpea la frente hasta que la perfora. Esto ha sido así por estos casi cinco años. ¿QUIÉN ES CAPAZ DE SOPORTAR TANTO?

¿Pueden imaginar una vida en donde el ruido sea constante?

Esta situación tan desesperante, la tortura, se ha extendido por aproximadamente cinco años, debiendo experimentar las víctimas no solo las terribles consecuencias físicas, psicológicas, patrimoniales, afectivas, emocionales, económicas, producto de ese ruido, sino una red de mentiras, mala fe, intrigas, promesas falsas y más mentiras por parte de esta compañía y sus abogados, jefes, colaboradores, todo debidamente documentado y además puesto en conocimiento repetidas veces de CMI y que, pese a eso, pese a saber el daño que causan, el impacto en la familia, no solo de este comportamiento poco ético sino la tortura que ese ruido causa, no actúan de acuerdo a la ética que dicen tener y publicitan, pues, si revisan las redes sociales de CMI es claro que pregonan una imagen de ética y buenas prácticas para con las personas y la comunidad de las que, como ha sido demostrado con este caso, simplemente adolecen.

El asunto ha llegado a extremos tan decadentes que inclusive uno de los abogados de CMI apostados en Costa Rica, un hombre de apellido Barrantes, tuvo el atrevimiento de mirar a los ojos a una de las víctimas y prometer frente a sus abogados que las cosas iban a cambiar. Sin embargo, olvidó sus promesas. El mismo patrón de olvido siguió un hombre de apellido Jocol, presuntamente más vinculado con Guatemala, y otros personeros de dicha empresa, que prometen, luego olvidan. En otra ocasión, uno de los abogados llamó a las víctimas primero diciendo que querían resolver el problema, para luego actuar contradictoriamente, queriendo más bien saber información innecesaria sobre las víctimas y las acciones que habían llevado a cabo, y no volviendo a comunicarse luego. En fin, cuando se analizan estas conductas repetitivas, queda claro que existe una cultura en la que la ética es lo excluyente, el no asumir responsabilidad, así como existe una tendencia a revictimizar a las víctimas, ya que deben contar la historia una y otra vez, sin que se solucione el problema.

¡CMI sabe del daño que está causando!

Pese a que se ha informado a CMI de los daños que causa ese ruido, no ha tenido la voluntad de solucionar la situación de forma efectiva y eficaz, tal y como se había acordado y lo habían prometido a las víctimas en pasadas reuniones.

Tal y como consta en el expediente administrativo de este caso, que está además en custodia de los abogados de CMI, tanto en Costa Rica, como custodiado por CMI Guatemala; así como consta también en las múltiples denuncias realizadas a través de CMI te Escucha, el inicio de esta pesadilla empezó de la siguiente manera:

Consta en denuncias y expedientes del Ministerio de Salud, Defensoría de los Habitantes, Municipalidad de Heredia, entre otros, que, previo a la irrupción de dicho ruido del extractor de grasa de CMI-Pollo Granjero, indican las víctimas que había silencio en la comunidad herediana de San Francisco de Heredia, o sea, el extractor que CMI-Pollo Granjero utilizaba previamente era silencioso, no afectaba en aquel momento el derecho a la salud física, emocional, psicológica de las actuales víctimas. Previo a la irrupción de ese ruido el ambiente era agradable, ecológicamente equilibrado, la calidad de vida era elevada.

Sin embargo, en 2019, CMI-Pollo Granjero realizó cambios en ese extractor que previamente había funcionado como extractor de grasa silencioso, y en su lugar colocó a uno bullicioso, por lo que de un momento a otro se volvió enruidoso, generando que como consecuencia la calidad de vida y la salud de la familia se viera seriamente comprometida de un momento para otro, resultando en un evento traumático para ellos.

La calidad de vida de la familia se hizo miserable desde entonces, provocando afectaciones variadas y extensas, tanto a los derechos fundamentales a la vida, la salud, así como patrimoniales, económicos, entre otros: afectaciones psicológicas, emocionales, crisis de ansiedad, microderrames varios y debidamente documentados, dolores de cabeza, idas a emergencias de la CCSS, taquicardias, intervenciones de emergencias producto de la ansiedad que provoca el ruido, alergias, entre otras situaciones que la familia ha debido soportar y sigue soportando a lo largo de los años.

CMI lo sabe, inclusive ha tenido acceso a los dictámenes médicos, mas ha elegido no actuar, aun sabiendo eso.

Esto, sin contar de que la familia no puede habitar su propia casa de habitación por causa del ruido desde el 2019, o sea, por casi cinco años, pues estamos en 2024, debiendo abandonar su casa la mayor parte del tiempo y provocando esto inestabilidad y desintegración familiar. 

Lo que era un hogar, no pudo volver a serlo, de modo que la familia ha debido vivir en vida predominantemente itinerante por estos casi cinco años pese a tener una casa.

CMI sabe todo esto, también estuvo personalmente en la casa escuchando el ruido, también estuvo en reuniones personales y online, además, tuvo acceso a todos los dictámenes y a contacto directo con las víctimas, en donde tal y como se expuso anteriormente, uno de los abogados de CMI, el mencionado Barrantes, le prometió a una de las víctimas, en presencia de testigos, que las cosas iban a cambiar y no fue así.

Por otro lado, el hombre de apellido Jocol también prometió que iba a tomar en cuenta los requerimientos técnicos de expertos y peritos con que la familia contaba y que conocían del tema, ya que él se consideraba ignorante en el tema, inclusive, se pactaron reuniones posteriores de trabajo conjunto, sin embargo, luego el señor Jocol simplemente desapareció, lo mismo que hizo el licenciado Barrantes previamente. Esta ha sido la tónica con CMI: PROMETER-DESAPARECER.

Por lo que, desde el 2019 hasta la actualidad, en pleno 2024, la familia vive en vida predominantemente itinerante, pese a tener una casa familiar, la cual no se puede habitar por ese ruido.

Tampoco se puede realizar teletrabajo en el sitio, lo que ha afectado el derecho a estar en la casa haciendo teletrabajo. Efectivamente, una de las víctimas debió irse a alquilar casa para poder trabajar desde la casa. Además, el ruido fue sumamente nocivo en época de pandemia, en donde la familia no pudo estar en la casa en el confinamiento, lo que agravó todavía más la situación que se vivía. De modo que, la familia debió dormir en oficinas o en casa de amigos, fuera de su casa. Todo esto CMI lo sabe, mostrando indiferencia en aquel entonces y ahora.

CMI-Pollo Granjero es y ha sido una desgracia para esta familia, lo peor que pudo haber pasado en esta comunidad con respecto a las víctimas.

Además, por orden médica los miembros no deben estar cerca de esa fuente de molestias graves para la salud, lo que complica todavía más el panorama, pues están obligados a ir a esa casa pese a no querer debido a que deben cuidar a los perros, atenderlos cuando enferman, realizar reparaciones, por lo que deben usar audífonos o escuchar música en voz alta por todo el tiempo en que estén en ese lugar.

Este ruido, Ruido Molesto por Continuidad, se corresponde con un ruido constante que acosa, que irrumpe en el hogar, hora tras hora, por muchas horas, más de diez, sin detenerse, torturante. Nunca se acaba, siempre está presente. Si la víctima se acuesta, el ruido está allí, si la víctima trata de estudiar, está allí, no se puede utilizar el patio, pues allí es todavía peor ese ruido. Por años el patio no ha podido ser utilizado cuando antes la familia solía recrearse allí y compartir junta. La exposición a ese ruido ha resultado devastadora.

Con la aparición de dicho extractor y ese ruido la calidad de vida se vio disminuida exponencialmente, afectando la salud, sosteniendo una situación de vida predominantemente itinerante, afectaciones serias por la exposición al ruido, especialmente cuando se debe estar en contacto con el mismo por razones de extrema necesidad. Por tanto, todas estas afectaciones, PERSISTEN, PERSISTEN Y PERSISTEN.

Esto, con el agravante de que CMI-te ESCUCHA no ha hecho la diferencia. Si bien CMI-Te Escucha es una especie de call center que tramita las denuncias realizadas por las víctimas, no sirve de mucho pues la compañía las ignora.

Ahora, una vez expuesto lo anterior, queremos saber si esta compañía realmente va a actuar esta vez, reivindicando su cuestionable actuar, sobre todo, ahora que sabe, una vez más, de forma pública, los daños que sigue causando a las víctimas HOY, EN ESTE PRECISO INSTANTE.

Por tanto, más allá de las consecuencias, queremos saber si esta vez la compañía, pese a todo, va a ser indiferente o va a asumir de manera responsable, sin mala fe, sin mentiras, sin juegos psicológicos ni chantajes emocionales como los que han sucedido en reuniones pasadas, un acercamiento serio y responsable, en la solución de este problema que afecta la vida y salud de personas de carne y hueso.

Y, que las personas que atiendan este caso sean responsables, serias, que realmente tengan formación en ética y en derechos humanos, ambiente, calidad de vida, sentido de respeto, ante todo.

Con esta denuncia pública se deja constancia de que, una vez más, se ha realizado otra denuncia por la plataforma de CMI te escucha, cuyo número referido se copia a continuación, 2401247889, dejándose además imagen del recibido de dicha denuncia por este medio:

Mila Argueta, comunicadora.

milaarguetacomunica@gmail.com

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