La administración del presidente Donald Trump ha iniciado el desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), reduciendo drásticamente su personal y cerrando múltiples oficinas en el extranjero. La medida, respaldada por Elon Musk desde el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), ha generado preocupación internacional debido a la importancia de USAID en la financiación de proyectos de desarrollo en más de 120 países.
El cierre de la agencia se da en medio de hallazgos controversiales, como la aparición de paquetes de ayuda de USAID en un escondite de armas de Hezbollah en el Líbano, lo que ha despertado dudas sobre la supervisión y distribución de los recursos de la agencia. Este hecho ha sido citado por funcionarios de la administración como una razón clave para su desmantelamiento.
Además de USAID, la administración Trump evalúa la eliminación del Departamento de Educación, argumentando la necesidad de reducir la burocracia y delegar funciones a los gobiernos estatales. Paralelamente, Trump ha despedido a 17 inspectores generales de distintas agencias federales, una medida que ha generado controversia, ya que podría violar normativas que exigen informar con 30 días de antelación al Congreso.
Estas acciones han desatado un debate en Washington sobre el futuro de la ayuda internacional y la transparencia gubernamental. Mientras algunos sectores apoyan la reestructuración para reducir el gasto y la corrupción, otros advierten sobre los efectos negativos de la desaparición de estas agencias en la cooperación global y la supervisión del gobierno federal.