En la región aún hay más de 8 millones de niños, niñas y adolescentes en trabajo infantil, pero la situación podría haber empeorado con la pandemia. La herramienta #MIRTI servirá para redoblar esfuerzos enfocándose en territorialización, predicción y prevención, municipio a municipio.
Lima – La búsqueda de una nueva generación de políticas para poder avanzar de forma más efectiva y rápida hacia la erradicación del trabajo infantil en América Latina y el Caribe está recurriendo a la implementación de una herramienta conocida como #MIRTI, que identifica en un mapa los territorios con mayor riesgo de tener niños, niñas y adolescentes en actividades laborales que comprometen su futuro y su bienestar.
Más de 400 personas de 17 países de América Latina y el Caribe participaron este último mes en la primera ronda de un curso sobre el “Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil”, como se llama al #MIRTI.
El curso, dirigido principalmente a tomadores de decisiones, servidores públicos y otros actores sociales , introduce al participante en el uso de la aplicación del #MIRTI para el diseño de medidas de política local destinadas a prevenir y erradicar el trabajo infantil. Al identificar los territorios municipales vulnerables al trabajo infantil, es posible actuar de manera estratégica y oportuna en la prevención, implementado acciones que involucren a las autoridades nacionales y otros actores clave.
Durante más de dos décadas los países de América Latina y el Caribe registraron un descenso en el número de niños, niñas y adolescentes en trabajo infantil.
Pero los últimos datos disponibles indican que pese a esos avances aún hay 8,2 millones de niños en esta situación , de los cuales más de la mitad realizan trabajos peligrosos para su integridad.
Estos datos, por otra parte, reflejan la situación existente justo antes de la pandemia. Según estimaciones de OIT y CEPAL , hasta 326.000 niños podrían haberse incorporado al trabajo infantil en la región como consecuencia de la COVID-19 entre 2020 y 2021, lo cual implicaría un retroceso importante en los esfuerzos por erradicar esta práctica.
La Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe ha alertado que ahora será necesario “pisar el acelerador” para que la región pueda retomar la senda de reducción del trabajo infantil y acercarse lo más posible a la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que planteó “la eliminación del trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025”.
La herramienta #MIRTI ha sido desarrollada en el marco de la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil, una plataforma única en el mundo, que cuenta con la participación de 30 países de la región con representantes de gobiernos, organizaciones de empleadores y organizaciones de trabajadores.
La Iniciativa Regional, creada hace 8 años , funciona con la asistencia técnica de la OIT y el apoyo sostenido de sus socios, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID) y el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos (USDOL).
La encargada técnica de la Iniciativa Regional, Pilar Rodríguez, sostuvo que “una sola acción de prevención puede evitar miles de historias de trabajo infantil; y por ello es importante aplicar una herramienta como el MIRTI”. En ese marco, el curso en línea disponible en la página web de la Iniciativa Regional, “busca precisamente involucrar desde el nivel municipal a los actores locales para reducir el riesgo de trabajo infantil con soluciones informadas desde un enfoque territorial”.
Apenas se ingresa al sitio web de la Iniciativa Regional es posible acceder al Modelo de Riesgo , desarrollado conjuntamente por la Oficina Regional de OIT y CEPAL sobre la base de datos existentes en los países (encuestas, censos y registros administrativos), para identificar territorios según su nivel de riesgo/vulnerabilidad al trabajo infantil.
Esos territorios están identificados al nivel departamental y/o municipal, según las particularidades de cada país y la información disponible. El proyecto incluye tanto el #MIRTI, aplicado a la fecha por Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, Jamaica, México y Perú, como un Índice de Vulnerabilidad al Trabajo Infantil (IVTI), que es utilizado en Chile, Costa Rica y Paraguay. Otros países serán incorporados progresivamente.
Además de identificar los territorios más vulnerables al trabajo infantil, la información permite estimar el peso de diversos factores asociados con el fin de definir qué acciones multisectoriales son más efectivas para interrumpir la trayectoria del trabajo infantil y, en el mediano plazo, reducir el indicador de manera sostenida.
Al mismo tiempo, la información facilita identificar tanto las zonas geográficas como los grupos poblacionales sobre los que se debe actuar en forma prioritaria.
Variables utilizadas como el sexo, la edad, la zona de residencia, la etnia, si es migrante o no, la asistencia educativa, el número de personas en el hogar, la educación y ocupación de padres y madres, forman parte de la información disponible.
Se identifican zonas rurales y frágiles por temas ambientales, desastres o condiciones de inseguridad; sectores productivos expuestos como la agricultura y el sector servicios; o donde existan grupos de población en especial riesgo como pueblos indígenas y afrodescendientes y personas migrantes y refugiadas.
De acuerdo con OIT, el trabajo infantil suele definirse como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
Actualmente, la Iniciativa Regional se encuentra en su tercera fase de implementación correspondiente a 2022-2025, para el cual cuenta con un plan estratégico que tiene como objetivo profundizar las acciones orientadas a prevenir y erradicar el trabajo infantil en el contexto de recuperación de la pandemia por COVID-19.
Durante la última semana de octubre, la Iniciativa Regional llevará a cabo su VIII Reunión Anual de Puntos Focales, un espacio dedicado a la planificación, el intercambio de experiencias y el seguimiento de objetivos y avances hacia el objetivo compartido por los 30 países: lograr la primera generación libre de trabajo infantil.
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