Opinión: La libertad de expresión, así como el derecho de autodefinición como pueblo, son la única salida que tiene Costa Rica para no repetir la historia que aún golpea a países más grandes que el nuestro. Como si fuese la aplicación de un mismo manual, Cuba cayó en dictadura hace poco más de 60 años, Nicaragua hace poco más de 40 años y Venezuela hace poco más de 20 años. ¿Qué países seguirán bajo ese múltiplo de 20 años?
Al parecer, Costa Rica está en la mira de los sicarios económicos vinculados al narcotráfico internacional, que han venido infiltrando gobiernos en el continente. Esto ha puesto en alerta a Estados Unidos, ante la amenaza que representa la consolidación de la narco-política y la cercanía de estos gobiernos con los enemigos históricos de esa nación, quienes siempre han aplicado la ley del más fuerte para protegerse.
El problema es que muchos costarricenses no logramos ver las amenazas que sí detecta Estados Unidos. El mayor error es confiar en políticos que hoy tienen serios conflictos de intereses con empresarios. En otras palabras: grupos corruptos al frente de empresas que buscan convertir al Estado en su oficina de recursos humanos, donde empresarios, simples administradores de capital, terminan imponiendo decisiones sobre políticas públicas, aunque esto implique someter al país al control del crimen organizado. De esa forma impulsan la concentración de riqueza, distribuyen pobreza y engañan con cifras de PIB que no reflejan la realidad de la distribución de la riqueza, alejando cada vez más a los ciudadanos de una verdadera democracia.
Una democracia real es aquella donde el poder político reside efectivamente en el pueblo, no solo en el papel. Se caracteriza por:
- Participación ciudadana: decidir e influir en las políticas públicas, no solo votar cada cierto tiempo.
- Igualdad: cada voto y cada voz con el mismo valor, sin privilegios de poder económico, político o mediático.
- Transparencia y rendición de cuentas: gobernantes que informan, responden y pueden ser removidos si no cumplen.
- Estado de derecho: leyes que protegen a todos por igual, sin impunidad para nadie.
- Libertades garantizadas: expresión, prensa, asociación, manifestación y pensamiento.
- Justicia social: instituciones que reduzcan desigualdades y garanticen derechos básicos (educación, salud, trabajo, vivienda).
En resumen, democracia real es poder del pueblo ejercido de verdad, no solo en teoría.
Bajo este concepto, lo que vivimos no se acerca a lo que los demagogos llaman “democracia representativa”. El país corre el riesgo de repetir el error de otras naciones que terminaron en dictaduras: creer que un grupo de políticos “sacará la corrupción” sin atrincherarse luego en el poder.
Solo el pueblo salva al pueblo. Solo las herramientas de la democracia real pueden llevar a juicio a los funcionarios públicos que hoy se atrincheran en los Poderes del Estado. Incluidos aquellos diputados que exhiben símbolos ideológicos en sus curules, demostrando que no gobiernan para todos los costarricenses, sino para intereses particulares.
Lesa Patria significa un delito grave contra la patria:
- Atenta directamente contra la soberanía, independencia, integridad territorial o seguridad del Estado.
- Incluye traición, colaboración con enemigos, entrega de recursos estratégicos o conspiraciones que pongan en riesgo la nación.
- Se castiga con las penas más severas, en algunos países incluso cadena perpetua o pena de muerte.
En resumen: Lesa Patria = traición máxima contra la nación y el pueblo.
Traición a la patria es actuar en contra de los intereses fundamentales del país. Implica:
- Aliarse con enemigos en caso de guerra.
- Entregar secretos de Estado o información militar estratégica.
- Atentar contra la soberanía o la integridad territorial.
- Conspirar para derrocar el orden constitucional en favor de intereses extranjeros.
En pocas palabras: es dar ventaja al enemigo y dañar gravemente a la nación desde dentro.
En otras palabras, aquellos políticos que firmaron contratos con farmacéuticas, comprometiendo la soberanía nacional y obligando a la ciudadanía a someterse a una sustancia sin debate, ocultando que la FDA había alertado sobre efectos abortivos y que ya se conocían riesgos de miocarditis y pericarditis, cometieron traición a la patria. Aún así, callaron mientras costarricenses murieron por esos efectos adversos.
Sí, hay traidores que proliferan a la vista y paciencia de quienes tenían el deber de impedirlo. Existen graves conflictos de intereses que amenazan no solo la soberanía alimentaria, sino que han convertido nuestro Estado social de derecho en una herramienta de control para grupos nacionales y extranjeros de poder económico.
Conoce más de esta propuesta en el siguiente enlace: https://gerardoledezma.com/propuesta-ciudadana/